El físico del Shou era más delgado que el del Gong y claramente él no era capaz de lucir la camisa pues la última moda en la élite empresarial, al ponérsela, inesperadamente le hizo parecer como un modelo japonés en decadencia.
—Hoy te ves más a la moda —dijeron algunas hermosas mujeres de la otra compañía al verlo.
El Shou estaba avergonzado mientras sonreía.
—Pero, ¿por qué siento que esta camisa es bastante familiar? —dijo la asistente del Director que tenía una visión bastante aguda.
El Shou estaba sorprendido y su corazón se hundió, preocupado de que su aventura fuese expuesta. Por ello, después del almuerzo al mediodía, regresó a la casa con intensión de cambiarse.
Pero al abrir la puerta vio al Gong, quien casualmente acababa de volver del viaje. El Gong había dejado su equipaje a un lado y se encontraba en la sala, quitándose la corbata y desabrochándose los botones de la camisa.
El Shou se detuvo al entrar, quedándose parado en el mismo lugar para poder admirarle durante unos cuantos segundos. Sintió que la vista trasera del Gong era bastante sensual.
El Gong volteó la cabeza y le vio, se rió entre dientes, pateó a un lado las zapatillas de casa, se acercó a él y le presionó contra la puerta.
—¿Me has robado la camisa para usarla? ¿Hm? —preguntó.
—Fue solo porque mi camisa no se secó a tiempo —explicó el Shou con el rostro sonrojado—. Iré a quitármela ahora.
—Está bien, te ayudaré a quitártela —dijo el Gong.
* * *
A plena luz del día, el Shou se quedó semidesnudo, siendo presionado contra la pared mientras hacía algunas cosas vergonzosas. Pero debido a que aún tenía que volver al trabajo por la tarde, no llegaron hasta el final.
—Seguiremos en la noche cuando vuelvas —dijo el Gong tras besarle en los labios.
El Shou era como un pollito picoteando arroz cuando asentía.
El Shou vio que ya casi era hora de irse y quiso volver a ponerse su propia camisa a cuadros, pero fue detenido por el Gong.
—Te ves bien en mi camisa blanca.
Las orejas del Shou se volvieron suaves y al final no se cambió de ropa.
Por la tarde, el Gong no fue a trabajar en la oficina. Sin embargo, sentado en la oficina, el Shou tenía la mente llena del Gong y sus palabras sobre continuar una vez que llegara a casa.
No tenía idea de por cuánto tiempo sería zarandeado esta noche. Este amigo sexual era fantástico en todo, el único “defecto” era su apetito sexual demasiado intenso. El Shou se quejaba en su corazón, pero al mismo tiempo seguía atento a la hora para ver si ya había llegado el momento de irse a casa.
Pero cuando por fin era tiempo de salir del trabajo, tuvieron una reunión de emergencia. Apareció la necesidad de trabajar horas extras.
El Shou solicitó trabajar desde casa. Tomó su computadora portátil y le informó al Gong esta noticia.
—Está bien, el trabajo es lo primero. Te esperaré en la cama —dijo el Gong siendo comprensivo mientras le frotaba la cabeza con suavidad.
La promesa de sexo fue rota así como así. El Shou se disculpó.
—No estoy seguro de cuánto tiempo tardaré. Si tienes sueño, ve y duerme primero —dijo.
—En la tarde descansé lo suficiente y ahora no puedo dormir —respondió el Gong.
En el momento en que el Shou escuchó esto, rápidamente sacó de su maletín un libro llamado “Guía introductoria a Python” y se lo entregó.
—Si no puedes dormir, lee esto.
* * *
Eran solo las doce de la noche cuando finalmente terminó el trabajo para el Shou. Después de lavarse, fue al dormitorio y enseguida vio que el Gong estaba profundamente dormido, en su mano sostenía el hipnótico libro que le había entregado.
El Shou se subió a la cama y retiró suavemente el libro para dejarlo a un lado.
El soñador Gong sintió que le habían robado algo y se sintió insatisfecho. Sujetó el brazo del Shou y tiró de él hacia su abrazo.
La cara del Shou quedó pegada al pecho del Gong; el aroma del gel de ducha permaneció en la punta de su nariz y también pudo escuchar el fuerte latido del corazón de la otra persona.
El Shou temió despertarle, por lo que no se atrevió a moverse. Se quedó dormido en esta posición, enmedio del abrazo del Gong.
Al día siguiente, ambos amanecieron con el cuello rígido.
Con el cuello inclinado, el Shou quitó de la percha la camisa a cuadros que se había secado ya.
—Sé bueno, elige ropa de mi armario. No uses esa camisa tuya—dijo el Gong mientras se frotaba su adolorido brazo.
—¿Crees que soy anticuado? —dijo el Shou con renuencia.
—No. Creo que te ves adorable con la camisa a cuadros. Lo que me preocupa es no poder controlarme en la oficina.
El Shou no tuvo más remedio que elegir tímidamente una camisa florida de su armario.
El Gong les llevó a trabajar en su automóvil.
—Subiré primero. Después de estacionar el coche, espera diez minutos antes de subir. —le dijo el Shou, una vez que se detuvieron en el estacionamiento.
Antes de que el Gong pudiese decir algo, el Shou salió apresuradamente del automóvil y furtivamente se dirigió al ascensor. Durante todo el tiempo estuvo vigilante, temiendo que hubiesen colegas que pudieran verlo.
Afortunadamente, cuando entró en la oficina, aún era temprano y no mucha gente le vio. El Gong siguió sus órdenes y entró diez minutos más tarde, e incluso cuando pasó junto al asiento del Shou fingió no verlo.
El Shou estaba secretamente encantado y sentía que habían hecho un buen trabajo ocultando su relación. Si continuaban de esta manera, nadie lo descubriría.
Al mismo tiempo, en la oficina personal del Gong, la asistente del director entró para entregarle una taza de café y débilmente hizo una pregunta.
—El pequeño Cheng lleva hoy una de sus camisas hecha a la medida, ¿verdad?
El Gong sorbió tranquilamente su café y asintió.
—Mm, estamos viviendo juntos.
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Corrección y estilo: Siboney69
⇒Traducción automática inglés español⇐
Traducción en inglés: Fifi Translations [Wordpress]
RAW:长佩文学网
Nota personal: Clásico. El Shou asustadizo que se hace pasar por “ninja” para no provocar sospechas.... y el Gong despreocupado.
Ninja!!😬jajajaja
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