—No importa —dices, cambiando de opinión—. Véndemelo completo.
De vuelta a casa, comienzas a dudar de tu decisión. El vendedor rápidamente completó la transacción y te proporcionó un carrito para que pudieras llevarte fácilmente al demonio. Parecía demasiado diligente. Cuando el vendedor celebra una venta, es muy probable que el cliente quede insatisfecho por la compra. Eso siempre es así.
Pero después de pensarlo, crees que no tienes nada que temer.
El carrito, proporcionado por el vendedor, te ha ayudado mucho; aunque las piernas del demonio de sangre mixta están contenidas por una cadena de plata, la velocidad de sus movimientos es realmente preocupante. Empujas el carrito hacia el frente y te encuentras en el camino con creyentes conocidos. No solo te ayudan a empujar el carrito, también te dan un montón de comida. Pronuncias las amables palabras que un sacerdote debe decir y pagas por su ayuda con unas cuantas frases de agradecimiento.
—¡No, soy yo quien debería agradecerle! —dicen con sinceridad—. Padre, si no fuera por su blablablabla, blablabla….
Mantienes una sonrisa, medio vaciando la mente para escuchar sus frases similares de gratitud, asintiendo con la cabeza de vez en cuando. Al minuto trece de tu conteo silencioso, el último creyente se marcha finalmente. Hoy se han ido bastante rápido, probablemente porque a estos hombres piadosos no les gusta hablarte por sobre un carrito lleno de un sucio y ensangrentado demonio. Por esto, decides comprar mañana una lata de comida para el demonio.
Si es que puede vivir hasta mañana.
En tu mente le llamas “177” porque te ha costado 177 monedas de plata. 177 monedas de plata pueden comprar una vaca robusta, pueden renovar un lote de candelabros de plata para la iglesia, y pueden ahorrarte muchas preparaciones para la misa; pero en cambio, las has usado para comprar un inesperado demonio. Que Dios te perdone. Esperas que valga el precio.
Empujas el carrito dentro de tu casa hasta llegar al baño. Las ruedas dejan largas marcas en tu piso limpio, lo cual te deja infeliz pero eso es mejor que dejar que el demonio baje y camine por su cuenta. En comparación con los pies de las personas comunes, los pies de los demonios son unas garras largas y puntiagudas, sin en cambio, aunque el antepié de 177 si son garras, la mitad trasera del mismo es muy parecido al de los humanos. Su talón no tiene prolongaciones traseras, lo cual le habrá de dificultar el equilibrio al ponerse de pie. Quieres saber si al caminar sobre baldosas, podrá emitir el sonido de los tacones de una mujer. Quizás cuando esté limpio, le permitirás una vez que camine alrededor.
177 mantiene los ojos abiertos, no sabes en lo que está pensando. Lo tiras en el baño, sacas el carrito y vuelves para quitarle los grilletes del cuello, las muñecas y los muslos… aquella parte también está muy sucia, no puedes lavarlo bien a menos que lo sueltes. El cuerpo del demonio se estira solo un poco, con solo un vistazo sabes que una ducha rápida no es suficiente para lavarlo por completo. Suspiras y te quitas la túnica para evitar que le salpique el agua.
En el momento en que te das la vuelta para acomodar la ropa a un lado, la cadena de plata tintinea.
El demonio de sangre mixta que había estado inmóvil durante todo el camino, de pronto se abalanza sobre ti y te ataca, estrangulándote con la cadena de plata de su brazo. Es más fuerte de lo que parece. Aquellos fuertes músculos están pegados a tu cuerpo y el calor penetra en tu espalda. Quieres suspirar nuevamente. Bajo la túnica llevas una camisa blanca, no será fácil de lavar.
Eres un sacerdote, has estado en el campo de batalla, nunca le darías la espalda al enemigo.
Pero esto no merece en absoluto ser tu enemigo.
177 soporta por un tiempo, un tiempo respetable, antes de finalmente soltarte dando un grito y cayendo al suelo. Tú ya has pasado el nivel en el que necesitas decir las plegarias en voz alta; las plegarias silenciosas funcionan de igual forma. Te ha liberado pero le tomas del dorso de la mano. La sujetas por unos cuantos minutos porque necesita conservar un largo recordatorio. Tu piel brilla levemente por el conjuro, es como hierro ardiendo para los seres malignos.
La muñeca ha sido quemada por tu palma, aprieta los dientes y deja de gritar. Te preguntas por qué siquiera hizo el intento.
—No puedes escapar y no te mataré —dices—. Ni te molestes en intentar algo.
Jadea y te ignora.
Lo sueltas y quitas la mayoría de las desordenadas cadenas, dejas solo las dos en el cuello y los pies. Tu camisa está manchada, así que simplemente sigues usándola. Cierras la puerta del baño esperando que tu esfuerzo brinde frutos y eso ya no vuelva a hacerte perder el tiempo.
El resultado es bueno, ya no sigue molestándote.
Tomas el cabezal de la ducha, la regulas en el nivel más intenso y apuntas el chorro hacia 177. Una fuerte corriente de agua sale disparada y el demonio da un ligero brinco, probablemente la sensación de las heridas siendo impactadas es tan fuerte como el golpe de un látigo. Se esconde por un momento y rápidamente se da cuenta de que no puede evadirlo. Lo ves enterrar la cabeza, tendido en el piso con la frente pegada a las baldosas del suelo, como un gato salvaje en medio de una tormenta,.
Las manchas se disuelven bajo el chorro y el agua sucia fluye hacia el drenaje. Las costras de sangre son lavadas y revelan parte de la piel que aún no se había regenerado, las heridas vuelven a sangrar. La sangre de demonio de 177 no es lo suficientemente fuerte. «Y es de esperar, o de lo contrario, no tendría tantas lesiones viejas por todo el cuerpo», piensas.
Lavas bruscamente las manchas de sangre, cierras la ducha y lo dejas tendido en el borde de la bañera. 177 obedece y con champú lavas el cabello corto. Solo después de tres o cuatro enjuagues el cabello finalmente queda desenredado. Después del quinto enjuague, te das cuenta de que no tiene el cabello teñido, el color original del cabello es un tono rojo oscuro, como la sangre seca.
Dejas que entre por completo a la bañera y comienzas a lavar el cuerpo con gel de ducha. Extiendes la espuma sobre el pecho, frotando la parte baja del abdomen y la cintura, preguntándote sin mucho entusiasmo si esto podría tomar la iniciativa de hacerlo por cuenta propia. 177 no dice nada, solo baja la cabeza y de vez en cuando limpia el agua que le empaña los ojos.
Sin razón alguna, te recuerda a un perro rescatado por la iglesia; aquel perro había perdido los ojos el invierno pasado. También era muy grande y sucio. Los parásitos lo habían cubierto de sangre y te tomó largo tiempo lavarlo. Ese perro te tenía un poco de miedo pero te lamía las manos con cuidado. Después de todo, eras el único que le daba bastante comida, tratamiento, y un refugio limpio. Te encargaste de todo y tu comportamiento fue impecable, independientemente de tus sentimientos.
Aún así murió esta primavera, probablemente por alguna infección; fue rescatado demasiado tarde.
Dejas a un lado tus pensamientos errantes y te das cuenta de que tus manos están detenidas sobre la espalda de 177. Los músculos de ahí están bien proporcionados y desarrollados en ambos lados de la espina. Tus dedos pueden deslizarse hacia abajo entre los omóplatos hasta la vertebra final donde hay pequeñas protuberancias, posiblemente son las muescas de la cola. Se siente cálido y fuerte al tacto como una bestia desnuda, con sangre corriendo bajo la palma de tu mano a través de una capa de piel. Tus manos parecen delgadas y pálidas contra la ancha espalda. El contraste es maravilloso, como una rienda delgada atada a un behemot.
Contrario a lo que parece, esta fuerte criatura está completamente a tu disposición y puedes hacer lo que quieras con ella.
Tu mano regresa a la espalda, esta vez no es una caricia ligera sino un empuje hacia abajo. 177, quien está arrodillado en la bañera, es empujado y se tambalea, entiende lo que quieres decir y se tiende en la superficie.
Mueves el chorro de agua hacia la entrepierna. Tiene una gran cantidad de lesiones y rasguños cerca de la base de los muslos, hay incluso marcas de dientes. Esos rastros se han desvanecido ligeramente, antes debió de haber sido una imagen mucho más trágica. Crees que este demonio probablemente debió haber sido traído desde el campo de batalla. Solo los soldados luchando contra los demonios podrían estar tan hambrientos y llenos de enojo.
La espalda de 177 está tensa cuando lavas el interior de su cuerpo, y los movimientos en los músculos son bastante encantadores, como los de algo vivo. No es de sorprender que haya laceraciones en la parte baja del cuerpo que está por sanar. Ese esfínter fue usado en exceso, es laxo y obediente, no toma mucho esfuerzo introducir dos dedos. Insertas tus dedos medio e índice y los separas como tijeras para que el agua pueda sacar el líquido turbio en el interior. Tus dedos sienten poca firmeza, la cavidad corporal de 177 resiste débilmente. Este tipo de contracción inconsciente no puede prevenir nada, a excepción de provocarse dolor a sí mismo; no tiene otro efecto.
Crees que fue insertado ahí más de un pene al mismo tiempo. También es posible que no solo fuese follado por penes humanos. Por más de diez años, la fornicación mixta entre orcos y humanos ha sido bastante común en el ejército. 177 fue follado con tanto ímpetu que los músculos de la parte baja del cuerpo se encuentran más agotados que lo demás; como una prostituta que ha sido tratada terriblemente.
«“¡Como nuevo!”», recuerdas con cierto sarcasmo las palabras de vendedor. Quizás para mañana en la mañana, realmente volverá a su estado original. Esa es la ventaja de los demonios.
Entonces tocas algo.
Tus dedos van cada vez más adentro hasta que 177 no puede evitar esconderse hacia el frente. Lo sujetas por la cintura como advertencia y lo afianzas lo mejor posible. Cuando tus dedos están lo suficientemente adentro, por fin pescas algo. Plop. El objeto cae y aterriza en la superficie de la bañera, trae consigo sangre viscosa y semen. Lo recoges y lo observas por largo tiempo antes de confirmar que se trata de una tapa de botella.
Los dos lados son lisos, con un circulo de crestas de metal en el borde; tiene la forma del sol. Esta es una de las tapas de botella de la cerveza más barata que hay, recuerdas que a los soldados les gusta comprarla, el diseño sigue siendo más o menos el mismo.
«Siempre son así», piensas, sintiendo una pequeña insatisfacción, como cuando ves huellas de pisadas en una banca pública. Tú eres quien limpia los botes de basura derribados, las bancas públicas, y coses las muñecas gratuitas; las personas de buenos antecedentes les dan a los huérfanos los juguetes viejos de sus hijos, pensando que serán apreciados, contentos de que realmente no necesitan venir en persona. En el mundo, los soldados luchan sangrientas batallas, con patadas abren las puertas a la fuerza, destrozan las habitaciones donde viven los refugiados, y carcajean como si estuvieran ebrios. Esos niños en luto o abandonados, con heridas visibles o invisibles, toman la cabeza de las muñecas y las aplastan contra el piso, las rompen, de igual forma en que los adultos o demonios han hecho con ellos.
Muchos de ellos no son malos, es solo que las cosas públicas o gratuitas no son tratadas bien. Reemplazas la ventana rota con un vidrio nuevo, vuelves a meter el algodón en el cuerpo de la muñeca, y te toma casi una hora sacar cinco tapas de botella del cuerpo de 177. Fueron hundidas en la profundidad del túnel, atrapadas ahí, y por ello difícil de sacar.
Ahora sabes por qué 177 apenas y podía caminar, no era simplemente por una lesión en las piernas.
*
Traducción al español: Siboney69
Traducción al inglés: PastTimer [Wattpad]
Notas de traducción:
- Behemoth (貝赫莫特 ó 巨兽): “Behemot, Bahamuth o Bégimo (בהמות) es una bestia mencionada en Job 40:10-19. Metafóricamente, su nombre ha llegado a ser usado para connotar algo extremadamente grande o poderoso. Según las características que refiere la Biblia y las investigaciones sobre aquellas, Behemot podría ser un hipopótamo de tiempos actuales u otro animal desconocido. Algunos aducen de manera inverosímil que fuese un dinosaurio de eras pasadas.” [Wikipedia]
Comentario personal: Y el demonio-de-sangre-mixta ha pasado a llamarse “177”… se nota como es que a nuestro autor le gusta los números cofcof329cof.
No sé ustedes pero a mí me gustó la comparación con el perro moribundo, y la parte final (sobre las cosas públicas y gratuitas), sobre los niños y las guerras.
Por último, con las tapas de botella tenemos respuesta a la sospecha de si “está pudriéndose por dentro” y posiblemente la causa de la fiebre en la línea anterior (ok, ok, las extremidades cortadas tampoco fue algo leve…).
En cuanto a la traducción. Llevo una semana desde que comencé a trabajar en el contenido del índice-presentación y la traducción de estos tres primeros capítulos. Ahora mismo estoy motivada y trabajo de poco a poco cada día, tengo la meta de tener listos mínimo 10 cap. antes de anunciar el proyecto y publicar el primer capítulo. Ya veremos si puedo sacar más en menos tiempo.
Como sea, gracias por sus visitas.
¡Hasta la próxima!
Oh no, de nuevo un número. Yo pensaría que hay desapego en no nombrar, pero este autor demuestra lo contrario.
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