No todas las viviendas de los clérigos tienen un confesionario, pero cada casa de un sacerdote tiene al menos un pequeño recinto para oraciones con ciertas modificaciones. El confesionario fue instalado el primer año que te mudaste pero no fue usado hasta que conociste a Remiel. Cada noche subsecuente, una vez que las luces son apagadas, pasas una hora en el confesionario. La luz extiende la sombra de la cruz hasta hacerla muy larga, y el chasquido del látigo de ratán es absorbido perfectamente por las cuatro paredes a prueba de sonidos. Al principio, tu espalda arde para entonces sentirse fría. Te arrepientes profundamente, como siempre.
Recitas la penitencia una y otra vez, no sabes si limpiará tu alma pero al menos desocupará tu mente. Cuando no lo logras, siempre piensas en Remiel.
Su cabello rojo pegado por el sudor y el rubor producido por la lujuria hace que aquellas pálidas cicatrices cambien a un color más profundo. Sus labios parecen cerezas carnosas, sus ojos son llamas y su cuerpo es la encarnación del infierno en las leyendas; ferviente, pecaminoso, y con una fuerza de atracción como la de un pantano. «”Enoc”», dijo, la última vez que alguien te llamó así fue hace cinco años, mientras que la primera vez probablemente fue hace más de diez. A ti no te llaman por tu nombre, te dicen “Padre” o algo similar. El nombre no tiene significado, es solo un símbolo; pero cuando Remiel te llama, es algo que no se parece en nada.
Pronunció tu nombre mientras su cuerpo descansaba sobre el tuyo, sus manos cubriendo tus mejillas, sus labios besando tus labios, mirándote. Su sudor cayó sobre ti, con tu semen aún en su cuerpo, permitió que ese fervor en tu cuerpo, aquel en tu pecho, se expandiera. Pronunció tu nombre dentro de tu boca y las palabras de pronto cobraron sentido. Comenzaste a entender sutilmente por qué tuvo tan enorme reacción cuando pronunciaste su nombre en medio del caos.
Eres culpable, la evidencia es clara. No es necesario que te lo diga tu maestro o tus hermanos, cualquier espectador negaría con la cabeza ante la situación en la que estás: un demonio de sangre mixta está en tu mente todo el tiempo y te es imposible dejar de pensar en ello, o tú y un hombre tuvieron relaciones sexuales ilícitas y no puedes dejar de pensar en él… Si tu Padre lo supiera te habría dicho que esta es una prueba de Dios. «“¡El Hijo de Dios ha sido tentado por el diablo! Esta es una prueba para ti, Enoc, debes…”», puedes imaginar lo que diría.
Debes arrepentirte, te estás arrepintiendo. Tienes que arrepentirte. Tú… tú no estás seguro.
Algunas veces, después de salir del confesionario, vas a la sala para ver a Remiel y te preguntas si el flujo infinito de pensamientos obsesivos por el demonio ha sido eliminado por tu confesión. Remiel duerme en el sofá, las luces de la televisión brillan sobre su cuerpo. En ese momento no es tan perspicaz como cuando está despierto, no te mira a los ojos, no tiene una reacción que te tomará desprevenido, y que no debería tener mucho impacto en ti. Pero cuando le ves respirar con suavidad, simplemente respirar, quieres extender tu mano y hacer a un lado los mechos de cabello suspendidos sobre su rostro. Puedes tocarlo, su frente, su mejilla, o la mano que cuelga fuera de la cobija, cualquier parte que desees.
El sonido de la televisión apenas y es audible, y te quedas parado junto a Remiel, sintiendo el sonido de su respiración que llena la habitación, como olas del mar a mitad de la noche. Quieres sumergir tu mano en esta marea rítmica, en una cálida noche de verano, probablemente esta marea también alcanza la temperatura del sol.
Este anhelo se vuelve cada vez más pesado, independientemente del momento y la ocasión. Te paras detrás de Remiel viéndolo cocinar, su cabello está recogido y muestra la nuca; un fragmento de piel que inexplicablemente resulta cautivador. Quieres tocarlo ahí, con tus dedos, con el dorso de tu mano, con tu frente, con tus labios, con lo que sea. Tienes que obligarte a pararte junto a la puerta y resistir este impulso inmoral. Es tan difícil de ocultar como una tos y es tan permanente como un dolor de muelas. Remiel te entrega el plato, lo tomas, le das vuelta y recorres con tus dedos el lugar que él tocó, el calor que quedó impregnado rápidamente se disipa. Frotas el borde de tu plato como una cabra lamiendo un acantilado en busca de sal.
Sus relaciones sexuales ilícitas han interrumpido sus vidas. Estás perdido y sin saber qué hacer, como si sufrieras de una extraña enfermedad que nunca antes habías tenido. Afortunadamente no eres el único que no sabe qué hacer.
Remiel nunca lo vuelve a mencionar pero es claro que a él también le afectó. A veces, de repente se va en medio de una conversación, dejándote para irse a otra habitación. A veces pronuncia tu nombre y enseguida se queda en silencio. Existe una agitación palpable, labios fruncidos y mirada penetrante, como si tu simple presencia lo distrajera. A veces se vuelve a acercar a ti, deliberadamente se sienta a un lado, en silencio y en paz, como si tan solo estar ahí le produjera tranquilidad.
Algunos días se enoja contigo por razones que no llegas a entender. Cuando se tranquiliza, se disculpa; no es el mismo tipo de disculpa de cuando lo despiertas por una pesadilla. Puedes distinguir la diferencia entre las dos y sientes que su disculpa es más sincera, no es que crea que morirá o tendrá algo peor si no lo hace (al menos no tanto como solía ser), él solo quiere disculparse por haberse enojado contigo.
No te sientes infeliz por su mal humor, por el contrario, en tu corazón brota la simpatía. La anormalidad de ustedes dos hace difícil mantener la regularidad de cada día, y sin embargo te da una inexplicable tranquilidad. Estás agradecido de que no eres el único que se encuentra en medio de este enorme estado de confusión mental.
Por lo menos, algunas veces, son capaces de vivir juntos en armonía.
La sopa está hirviendo en la olla; las papas, carne y queso están mezclados perfectamente y producen un cálido aroma. Estos días ha estado lloviendo y en todas partes hay una humedad sofocante, Remiel anunció que deben comer algo caliente (pero tú crees que simplemente fue porque es lo que le gusta comer). Le gusta ese tipo de comida alta en calorías, comida procesada, secretamente crees que probablemente se debe a su constante sensación de hambre. Si no fuera por tu reciente perdida de consumo, definitivamente aumentarías de peso.
Los ingredientes procesados han sido metidos en la olla, un pequeño fuego es encendido en la estufa y la sopa se cose a fuego lento. Aún falta tiempo para que esté terminado, Remiel se vuelve a sentar en el sofá, cambia despreocupado de canal y finalmente se detiene en una película que va a la mitad de su emisión.
Esta es una película de guerra, probablemente, la mayor parte de las películas actuales están relacionadas a la guerra. Tierra cae desde las alturas y termina esparcida por los suelos, como rastro de munición humana; cables tiran de plantas rodadoras prendidas en fuego, pretendiendo ser bolas de fuego demoniacas. Fácilmente puedes notar la simplicidad de esta batalla camuflada, y por supuesto, Remiel también lo ve. Él gime cuando un “cadáver” cae y se queja con que el héroe que cavó una terrible trinchera merece ser golpeado en la cara por una bola de fuego. Tú estás sentado al otro lado del sofá, a un metro de distancia, y a pesar de que él te ve de reojo, no dice nada al respecto.
Unos minutos después descubres la razón por la que han estado de holgazanes en el campo de batalla. La hermosa heroína de cabello claro entra corriendo al hospital y se lanza a los brazos del héroe. Esta no es una película de guerra sino de romance. Remiel suspira derrotado por que en los otros pocos canales que hay están pasando comerciales o algo peor. Él solo sigue viendo la televisión con falta de interés, no cambia de canal.
«“¿Y si tu rostro cambia? ¡Tus ojos seguirán siendo tan brillantes como los zafiros, tu corazón seguirá siendo tan resplandeciente como un diamante!”», dice la protagonista (a lo que Remiel murmura “Apuesto a que esta película fue patrocinada por una joyería o algo así”), el héroe y la heroína intercambian unas cuantas palabras entre sí y entonces se besan con pasión. La cámara rota bellamente los trescientos sesenta grados. La heroína tiene un pie elevado, con los zapatos lo suficientemente altos como para matar a alguien.
La película presenta todo tipo de diálogos, uno después del otro, esta vez solo queda la música de fondo. Remiel resopla, su desaprobación se debe a que fue demasiado dramática, pero él no dice nada para cambiar el ambiente.
Así que la habitación llena de distintas conversaciones se queda en silencio, sin palabras. Se escucha solo una melodiosa composición musical en violín, y en la pantalla los rayos del sol brillan a través de la ventana de la sala del hospital; a diferencia de aquí, ahí es un espectacular día soleado en un hermoso día de primavera. Fuera de la televisión, la sopa en la cocina gorgotea, la manecilla del reloj de pie en la sala avanza segundo tras segundo, y el sonido de la lluvia crepita contra la ventana, filtrando los sonidos del exterior y convirtiendo tu casa en una isla. La heroína rodea el cuello del héroe, tú estás a un metro de distancia de Remiel y ya sea que él esté sentado o no, su mano en el respaldo del sofá está a menos de cinco centímetros de ti. Está demasiado cerca. Giras la cabeza para mirarle en silencio, entrecierra los ojos frente a la televisión, te preguntas en qué estará pensando.
Entonces, inesperadamente, aparece en tu corazón una milagrosa columna de luz.
Es tan repentino y violento que no sabes por qué y no puedes pensar en una razón. Destroza la presa que has construido en tu corazón, tal vez solo el llamado del Espíritu Santo en las escrituras puede igualar un poder así de fuerte. Todo este tiempo has sido muy obediente, todos los días has confesado cuidadosamente, te has arrepentido por los dos. No has tocado a Remiel en 190 horas y 27 minutos, ni siquiera con las manos; no te acercas en lo más mínimo a él pues dudas de ti mismo y seas capaz de adherirte a su cuerpo con un ruido sordo, como un tornillo demasiado cerca de un magneto. Luego piensas, sin tener la más mínima justificación, es repentino, eres incapaz de evitar pensarlo, es incontrolable: «Es el momento. Es ahora. Ahora».
Te acercas a él, te inclinas y le besas con tanto entusiasmo con en la película, pero sin levantar el pie. No te mueves demasiado rápido, probablemente tienes una par de segundos de acción y sospechas que dudarás antes de alcanzar la distancia que los separa, pero no, los labios de ambos se presionan a la vez, como el choque de dos polos opuestos. Remiel te devuelve el beso, tan apasionado como el tuyo, sin preguntar la razón.
No es un beso puro e inocente como el de aquel día, Remiel abre la boca y te lame los labios. Tu voz de sorpresa es tragada por él, su lengua envuelve la tuya, se siente extraño pero bien. Tragas incontrolablemente, quizás intentando tragar el constante flujo de saliva, quizás quieres comer esa suave y flexible lengua. Sientes una sed visceral, y no estás seguro de qué es exactamente lo que quieres comer.
Aún no has aprendido a respirar mientras besas, la falta de oxigeno te marea. Todos los sonidos se han ido, el mundo está en silencio, en tu cabeza hace eco el sonido musical del órgano. Ese es el problema cuando estás demasiado cerca de Remiel, él puede provocarte algunas ideas equivocadas, por ejemplo, que a excepción de ustedes dos, lo demás no vale la pena preocuparse. Le abrazas con fuerza y después de más de ciento noventa horas, finalmente absorbes de nuevo su temperatura corporal. No es una nimiedad, cuando lo abrazas, la emoción en tu corazón realmente no tiene nada que ver con sexo, la sensación es como abrazar a la vida misma. Agradeces a Dios por permitirte vivir.
Remiel te besa, su mano medita en tu cabello. Sus garras están sobre tu cuero cabelludo, y si quiere puede perforarte el cráneo; eso a ti no te importa, al menos no ahora. Respiras aceleradamente, sus labios y lenguas hacen sonidos de agua pegajosa, la temperatura parece subir. ¿Quién te dijo que se pegaran el uno al otro? «Solo son besos, sin sexo», piensas, pero cuando Remiel te baja la cremallera no muestras resistencia.
Te saca del pantalón el pene semi erecto y lo junta al suyo. Te sostiene la mano y los masturba a ambos, sin penetración, pero aún así se siente fantástico. Se han estado besando, acercándose, frotándose las orejas, y acariciándose el uno al otro, sientes como si tu cerebro también estuviera hirviendo a fuego lento. Incluso después de eyacular no se separan, se quedan pegados el uno al otro como si hubieran nacido como uno solo.
Al final, el aroma a quemado los separa. Remiel maldice y se apresura a ir a la cocina. Te quedas sentado en el sofá, aún mareado, como si acabaras de sufrir un golpe de calor. Cuando bajas la mirada, puedes ver las manchas blancas de semen sobre tu túnica negra.
«Qué depravación».
Te tocas los labios, tus labios cosquillean, tal vez están un poco rojos. Sigues hambriento pero estás saciado, como si tu mente y cuerpo hubieran sido alimentados. Giras la cabeza y desde la puerta abierta puedes ver el interior de la cocina, Remiel sigue maldiciendo mientras salva la olvidada olla con sopa; no le importa su cabello y ropa desordenados, de cualquier forma esta es la casa de ustedes, no hay nadie más.
Cometes error tras error, los repites una y otra vez. Necesitas una penitencia profunda y estricta. Puedes arrepentirte, por supuesto que lo harás.
Pero eres consciente de que no lo lamentarás.
Estás dispuesto a invertir el doble de tiempo en penitencia y estar todos los días por el resto de tu vida en el confesionario desde el anochecer hasta el amanecer. Puedes ponerte una corona de espinas sobre tu cabeza y una mata de espinas en tus pies, siguiendo todo el camino hasta el santuario para confesar tus pecados al Padre, al Espíritu Santo y al Papa. Confesarás, pero no lo lamentarás.
Piensas que vale la pena.
*
Traducción al español: Siboney69
Traducción al inglés: PastTimer [Wattpad]
Notas de traducción:
- Planta rodante: “Estepicursor, cardo ruso, planta rodante o planta rodadora (también barrilla, abarrilla, capitana, salicornio, salicor o Pelota de paja) es una parte estructural de la anatomía aérea de una serie de especies de plantas, diáspora que, una vez madura y seca, se desprende de su raíz o tallo y rueda debido a la fuerza del viento.” [Fuente: Wikipedia]
- “Arrepentirse” vs “Lamentar”: En este capítulo hay dos palabras que me provocaron dudas: 1) “忏悔” (chan hui) : to confess, to repent, remorse, repentanse, penitent, confession (Buddhism); y 2) “悔改” (hui gai): to repent , repentance. [Fuente: Hanping Chinese Dictionary Lite].
A lo largo de la novela siempre se ha usado la primera, mientras que no es hasta este capítulo (al final) que aparece la segunda. Espero haber entendido bien la idea que se quiso dar en el texto. Si no, sean libres de iluminar a esta pobre que apenas y se intenta manejar con el chino…
Comentario personal: La pregunta es, ¿qué hará cuando Remiel se entere de lo que sucede en ese cuartito sospechoso?...
Y lo segundo… AMO la tensión, grrrr, ya tirense el uno sobre el otro y no se separen nunca jamás de los jamases.
Aquí mi única queja es… ¿qué es eso de la túnica negra? ¡no debería estarla usando en casa! (pero supongo que es conveniente para darle más impacto a la imagen visual-?-, o jamás entendí realmente que usa Enoc en casa....).
En fin, de nuevo me tardé las horas comparando el raw… ¡pero valió la pena!
Ya tengo hechos el 25 y 26, pero ya no quiero ponerme a revisar hoy. Tengo sueño. Lo haré en la semana (de ser posible, claro).
En la nota random… estaba hacienda cuentas y noté que posiblemente este ha sido el año en el que he abandonado más novelas danmei. El conteo va 19 como “abandonadas” y 6 “lectura superficial” (esto de superficial significa que si bien terminé de leer la novela, hubo partes que me salte por una u otra razón).
¿Qué tienen de común estas historias abandonadas?
*Los personajes no me gustaron (Casi siempre la culpa la tuvo el shuo, el “damiselo en peligro”, que es un inútil, se tropieza, lloriquea, hace pucheros, patalea, se ruboriza a la menor provocación, es “bulleado” fácilmente por el gong, y cosas así… cae mal).
*Ya me cansé de las historias escolares, de crecimiento. Te sabes la trama, las tragedias/traumas “indispensables” como pobreza, padres separados-abusadores-indiferentes, etc. (y está bien, podría aceptarlo, pero si los personajes son igual de simplones, son copy+paste, pos’ no).
*Ya me cansé de las novelas sobre la industria del entretenimiento (mismo caso que el anterior, solo que aquí le agregamos “opiniones” poco interesantes del público en weibo… a veces son páginas y páginas que si puedo, mejor me salto). También que todo es tan ridículo, graban una película y al día siguiente ya se estrenó, y al día siguiente ya se ganaron el super galardón son los reyes de la industria... ¬.¬
*Hubo historias que comenzaron bien, eran interesantes y divertidas, quizás un tanto absurdas… pero a la mitad me hicieron pensar, y a todo esto, ¿a dónde va la historia? Las cosas más parecen relleno, y lo triste es que muchas (muuuuuchas) novelas comienzan bien, siguen más o menos para terminar abruptamente (y mal). La experiencia se arruinó.
*Me cae mal el “crematorio”(?), ¿así se le llama? Es la historia de segundas oportunidades a la pareja. Si las cosas no funcionaron, supéralo, next! Pero no, ahí van, después de una relación difícil, el shuo dejado sufre que sufre, el gong en algún momento medio sufre solo para redimirse, el shuo si acaso despierta y medio tiene una nueva relación (que jamás tendrán sexo o sentimientos profundos, válgame dios! Me lo ensucian al pobre…) Arrgg, esto es como los dramas de tv, jajaja. Como sea, preferiría que hubieran más historias con la pareja se amó (inmensamente, sí), pero pueden vivir perfectamente bien el uno sin el otro y comenzar otra relación (o sin ella-forever-eternity, digo…). Ya lo sé, pido demasiado para una novela de romance. Jajaja.
*No me llaman mucho las historias de e-sports, si las leo preferiría que las partidas sean al menos una cuarta parte del texto (de las pocas novelas que he leído no recuerdo alguna que sobresalga… ok, sí, una, pero esa no es danmei y la recuerdo más por la adaptación en drama y no por las partidas xD).
*Descarto las de supervivencia y/o terror (horror?). Las primeras porque me cae fatal que el prota es todo poderoso (super inteligente, super rápido, con super visión de microscopio-????-) y se las sabe de a primeras cuando su “equipo” es una bola de inútiles que no hacen nada más que estar de adorno y respirar (y caer mal). Las segundas porque SÍ hay gore pero no verdadero terror, no le veo lo “¡oh, me c*go de miedo! ¡tendré pesadillas!”. No suelo leer cosas de terror, no veo películas de terror, así que diría que soy fácil de asustar… ¡y ni así lo logran!.
Y eso, hay cientos de danmeis completas (ya saben que trato de estar al tanto de las traducciones concluidas en ingles), pero qué difícil es encontrar algo que realmente me interese. *suspiro*. Se supone que este año no iba a leer novelas en línea y me enfocaría en cosas que hayan pasado por el proceso editorial (específicamente del trio maravilla: China, Corea, Japón), ¡¡¡pero no lo hice!!! Tengo un montón de libros que quiero leer y este año no leí ninguno de ellos…. T_T pequeños-saltamontes-lectores, no se dejen llevar por las novelas en línea, ¡vean lo difícil que es soltarlas una vez que has caído en el pozo de la perdición! *crycry*.
Por cierto, volviendo a eso de cuál será mi siguiente lectura (que llevo capítulos atrás mencionando) hace poco elegí una novela así muy random (tiene 4.4 en NU), pero cuando me doy cuenta que tiene más de 200 capítulos (unas 1300 páginas), mejor paso a otra cosa… igual me llamó la atención una historia de 270 capítulos pero la traducción va a la mitad (Don’t Pick Up Boyfriends From)… Veo y veo títulos, y por alguna razón terminan illamandome las de kilométricas…. No, mejor sigo probando con cosas que ronden las 100 páginas sin importar que termine botandolas (por lo antes mencionado).
Ya no más, aquí termina mi… queja(??) que nadie pidió.
Hasta que encuentre una joya danmei, ya les contaré.
Gracias por ser pacientes, hasta la próxima.
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