viernes, 2 de septiembre de 2022

[Demonio a la venta] Capítulo 11

Son las 10:30 de la noche. Este es un pueblo aburrido, el vecindario en el que vives está lleno de devotos creyentes que carecen de vida nocturna. Las puertas y ventanas de todas las casas están cerradas, así como las luces apagadas. Nadie nota que tu puerta ha sido abierta y que en el piso de la entrada hay un demonio temblando.

Por lo tanto, el camuflaje de 177 es bastante exitoso, se encuentra expuesto en el piso de forma segura y nadie se acerca a patearlo.

Veintiún minutos después, mansamente se abre como una mimosa púdica a la cual nadie ha tocado en largo tiempo. Poco a poco toca el piso con las manos, tanteando su alrededor, habiendo sido escaldado antes por el marco de la puerta. Se gira para apoyarse contra la pared y se levanta con lentitud.

El actual 177 ya no está confundido. Los músculo de su mandíbula están apretados y tiene las cejas fruncidas. Es difícil decir si se trata de paciencia o enojo, es posible que sean ambos. La espalda ya no está recta sino ligeramente arqueada, parece estar siempre listo para actuar. Da la impresión de que algo invisible presiona su cuerpo, dificultándole su progreso. Se mueve y por un momento casi crees que va a retroceder, pero el demonio fuertemente encadenado da un paso al frente y sale por la puerta.

Se queda ahí por un momento, mirando hacia adelante, tan rígido que ni siquiera podría girar el cuello. No es lo suficientemente sabio, si los soldados se fuesen a quedar así de quietos en el campo de batalla, entonces no estarían lejos de terminar muertos. Pero por otra parte, no habrán muchas personas que se atreverían a dar este paso, sabes que la mayoría sería incapaz de avanzar, aterrados, se quedarían plantados en el mismo lugar o simplemente darían media vuelta y huirían. Piensas que incluso si 177 muriese en el campo de batalla, las heridas no aterrizarían en su espalda.

Pronto te das cuenta de que esta idea no tiene sentido alguno: no puedes juzgar a los demonios con los estándares de los seres humanos. Pocos demonios son desertores. Esto no tiene nada que ver con la valentía sino más a sus instintos combativos y asesinos. Una vez más, la culpa es de 177 por ser demasiado humano.

177 se queda parado frente a tu casa, no pasa nada. Después de algunas decenas de segundos de silencio, comienza a mirar a su alrededor. Mira con sospecha la calle vacía, como si de pronto fueras a salir saltando desde alguna esquina. No lo harás, por supuesto, lo has dejado salir para que de un paseo, de un suspiro de alivio y entonces lo atraparás una vez más antes de que abandone este vecindario inhabitado. La paloma sagrada lo sigue, una cadena de plata cuelga de su cuerpo, y tú estás a tan solo unos cuantos cientos de metros detrás suyo. Será fácil de hacer.

El demonio abandona tu patio y se esconde entre los árboles que bordean las calles. Siguiendo el denso cinturón verde, elige una dirección y comienza a avanzar.

A las 11, la vieja calle ya está vacía, y por ello nadie ve a un demonio caminando bajo la sombra de los árboles. Después de un periodo de tiempo, las acciones de 177 vuelven a ser cada vez más organizadas. Se esconde bien, camina sin hacer ruido y se refugia cuando escucha un sonido. No hay señales de sobre reaccionar como al inicio, incluso se filtra en un patio; el patio pertenece a un viejo solterón descuidado que no tiene mascotas, ni esposa e hijos, uno que nunca recuerda cerrar las puertas y ventanas. No sabes cómo es que 177 encontró este punto débil, en fin, trepa por la pared y entra.

No estás preocupado. La plegaria en la cadena de plata evitará que lastime a alguien. A lo mucho, solo destruirá algunas cosas y siempre podrás compensarlas más adelante. Esperas que sus manos y pies sean bendecidos por la suerte, que no sea atrapado por el dueño. No te decepciona. Cuatro minutos después, sale rodando por la ventana, el agujero negro del que ha salido sigue tranquilo. No hay necesidad de mirar con la paloma sagrada, con un vistazo cualquiera podría ver lo que ha hecho: ahora 177 está usando ropa.

Al salir no llevaba nada, esto no puede ser llamado una sorpresa, ¿alguien pensaría que un ratón correteando por ahí está desnudo? Los demonios no usan ropa. Estás acostumbrado a la apariencia de 177 sin ella, en cambio, verlo con ropa te sorprende, es como ver a un perro con túnica.

Lleva puesto unos pantalones que no le quedan bien y un abrigo desaliñado. El dobladillo del abrigo es demasiado corto, lo usa como una chaqueta corta, con unos músculos fuertes que sostienen la posición de la gordura del dueño original. Las perneras del pantalón también son muy cortas mientras que la cintura es demasiado amplia. 177 saca una banda elástica de la cintura, la ata con un nudo, y convierte la prenda en un par de pantalones de tiro corto. En el bajo y obeso solterón se veían pasados de moda mientras que en el demonio han adquirido un peculiar sentido de belleza. Si fuese al club nocturno que está a unas cuantas cuadras de distancia, lo más seguro es que aquellos jóvenes, al límite o hasta la coronilla de alcohol, pensarían que es uno de ellos.

177 no lleva zapatos, no hay un par que pueda contener esas patas. Saca un gorro de lana y se lo pone en la cabeza. Tarda mucho en colocárselo bien, el gorro queda enganchado en uno de sus cuernos. Le toma unos segundos darse cuenta de que el gorro no fue hecho para criaturas con cuernos, abandona la prenda enterrándola en el arbusto que tiene a un lado. Se incorpora con la espalda recta; se ve mucho mejor que antes. 177 parece un soldado que acaba de ser equipado con su armadura de batalla, ha obtenido un poco de confianza y se ha tranquilizado bastante. Es realmente extraño, obviamente solo es un conjunto de ropa que no puede contribuir a su autodefensa.

Se escuchan pasos.

De inmediato, se pone de cuclillas y se esconde detrás de los arbustos. Pasos arrastrados y dispersos llegan desde la distancia, mismos que se van acercando cada vez más.

Ella aparece bajo la luz de una farola de luz, es una joven en un vestido a la moda y tacones altos. Los típicos entusiastas en este pueblo a los clubs nocturnos cuentan con una buena familia y una vida aburrida, tienen el tiempo y el dinero para rondar un bar, y son lo suficientemente ricos como para comprar ropa y cosméticos de primera. Sin embargo, en este momento es difícil apreciar el valor de su maquillaje. En todo el camino va sollozando, el maquillaje en su rostro esta hecho un desastre. De alguna forma esto explica por qué ha deambulado hasta aquí desde varias cuadras a lo lejos.

Tanto tú como 177 esperan a que pase de largo pero resulta que ella se detiene justamente donde 177 se está escondiendo, sacude la cabeza con incomodidad y se cubre la boca. Definitivamente ha bebido demasiado, no tanto como para hacerla delirar pero si lo suficiente como para buscar algo en donde vomitar.

Se adentra en el cinturón verde, vomita unas cuantas veces y gira la cabeza, ve a 177 quien está por alejarse.

No te preocupas, ella está ebria y su edad probablemente es menor al que indica el estilo de su vestido, así que no será difícil de convencer. Eliges un periodo de tiempo en el que habrán la menor cantidad de personas en la calle y al mismo tiempo planeas que de alguna forma 177 se encuentre con alguien. Eres el único sacerdote en este pueblo. No importa si alguien se encuentra o atrapa a un demonio, al final te lo entregarán para que resuelvas el problema, no será nada más que devolver algo a su dueño original.

Y 177 se ve extremadamente preocupado.

Por un instante está consternado, rápidamente da un paso hacia atrás pero el momento anterior en el que duda es suficiente para que la joven le atrape. Su mano sujeta el brazo de 177, tambaleándose por completo y cayendo contra su abrazo. No sabes lo fuerte que son esas manos, pero 177 la soporta con cuidado, tensándose como una estatua de piedra, sin salir corriendo de inmediato y provocar que la joven se dé contra la cara al caer al suelo.

—¡Oye, guapo! —dice ella borracha, manoseando la cara de 177 y riendo cuando le toca los cuernos—. ¡Es tan real, como un verdadero demonio!

177 se queda en silencio por largo tiempo, tú crees que no le está dando importancia pero entonces habla.

—Deberías volver —dice lentamente—. Es demasiado tarde, ve a casa.

La voz de 177 es un poco áspera, ¿cuándo fue la última vez que habló? Fue el día que lo follaste por primera vez. La joven no se da cuenta de lo valioso de esta pequeña frase, y en cambio se queja.

—¡No seas así, suenas como mi papá!

—Tu familia se preocupará por ti —dice 177.

Esas palabras parecen haber encendido una mecha, la joven levanta abruptamente la cabeza, le empuja haciéndole a un lado y casi se cae. 177 le sujeta del brazo y la estabiliza. Ella lanza una maldición y se quita de a patadas los tacones.

—¡A ellos no les importo! —grita—. Solo les importa el trabajo, trabajo, trabajo. Oh, solo Billy se preocupa por mi…

Alguien se ha despertado por su culpa y ha encendido las luces. Rápidamente 177 se la lleva hasta un pequeño parque no muy lejos de ahí. La cadena de plata no ha sido activada, parece que el demonio no tiene intención de matarla. Tan pronto como afloja su agarre, la joven comienza una serie de quejas incoherentes.

Le cuenta sobre cómo de ocupados están sus padres, sobre lo agradable que es Billy, sobre por qué ella ya no quiere ser una buena hija con el fin de aprender por sí misma la genial forma de vida de Billy, sobre cómo Billy la engañó con una zorra… y así continúa. En diversas confesiones has escuchado muchas de estas típicas tramas, en un respiro puedes enunciar numerosas versiones de persuasión y consuelo. 177 no debe de tener tanta experiencia como tú, permanece en silencio, solo escucha y a veces ayuda a la joven para que no pierda el equilibrio. Comienzas a pensar en un plan para alejarla. La ruta de escape de 177 está bloqueada ahí, como un dominó que ha quedado suspendido a mitad de la caída, algo tiene un problema. Miras su silencio y crees que también debe de estar pensando sobre cómo escabullirse.

Pero parece que estás equivocado.

—Entonces él no es tan bueno —dice, interrumpiendo la siguiente ronda de “mejor con Billy” de la joven.

Estás sorprendido y te sientes un poco raro. Si 177 te interrumpiese para discutir la trama de una telenovela de las ocho en punto, probablemente tendrías el mismo humor que ahora mismo; este es solo un ejemplo, tú no ves las telenovelas de las ocho.

—Billy es… —se atraganta la joven—. ¡Es la mejor persona en el mundo!

—Si es tan bueno, debería amarte —dice 177.

No puedes ver la lógica en esta frase, pero la joven se detiene como si una increíble verdad hubiese sido revelada.

—Billy me ama, lo dijo… —susurra ella como intentando convencerse—. Solo él me ama…

—Eso no es verdad —dice 177—. Eres… eres muy linda, muchas personas te amarán, en el futuro habrán muchas más personas que lo harán.

Realmente no estás acostumbrado a escuchar a 177 decir tales cosas, y sospechas que incluso el mismo demonio no está acostumbrado a esto. Habla con lentitud, como si considerara seriamente las palabras que le dice a la joven que está por deslizarse de sus brazos, lo hace con tanto cuidado como si estuviese manejando una bomba.

—Si sales herida, tus padres estarán tristes —dice—. Contáctalos y deja que vengan por ti.

—¡No quiero! —dice la joven— Estarán furiosos.

—Solo se preocupan. No estarán realmente enojados contigo —dice 177—. Llámalos, ahora mismo no puedes ir por tu cuenta. Toma un poco de sopa caliente, date un baño y ve a la cama, todo estará bien mañana, aunque es probable que tengas un dolor de cabeza. Has bebido mucho alcohol.

—Tengo hambre —murmura ella con indiferencia mientras mira hacia el suelo.

—Es por eso que estás tan triste —dice 177, haciendo reír a la joven, e insiste—. Ve a casa y come algo dulce.

—Pastel de calabaza —dice la joven.

—Está bien, pastel de calabaza —dice 177.

—Lo quiero con mucha canela —dice la joven, sorbiéndose la nariz.

—Con mucha canela —repite 177—. Recuerda decirlo, no te ocupes demasiado en discutir.

—Sí —dice ella volviendo a sorberse la nariz y limpiándose la cara, lo que al final solo hace que se extienda más el ya estropeado delineador—. Pero puedo ir a casa por mí misma.

—¿Podrás encontrar el camino? —dice 177—. Además, no es seguro…

—¡Es seguro, tengo un arma! —vuelve a sonar la voz de la joven al tiempo que hace el gesto de disparar un arma de fuego.

Ves que 177 pone los ojos en blanco y continúa.

—Bueno, tienes un arma —dice 177 de una manera similar a alguien persuadiendo a un niño pequeño, pero entonces se detiene de repente y se abalanza hacia el frente. Piensas que finalmente ha llegado a su límite, pero en cambio lo ves arrebatar el arma de las manos de la joven.

Ella realmente sacó un arma. En esta época en la que incluso un niño de tres años puede portar legalmente un arma, no es de sorprender que las chicas en su adolescencia y en sus veintes tengan una.

—¡Tratas un arma como un juguete! —dice 177, sus cejas están fruncidas, el tono de su voz es severo. Al principio, la joven se da la vuelta y no lo mira, el demonio extiende la mano y jala del hombro de la joven, le habla mirándole de frente—. Cualquiera puede arrebatarte un arma de la mano y usarla como herramienta para lastimarte, ¡ni siquiera quitaste el seguro!

—¡Por supuesto que sé como quitar el seguro, lo haré cuando me encuentre con alguien malo! —responde la joven.

—¡Entonces debiste quitarlo cuando te encontraste conmigo! —replica 177.

Al regañarla así da la apariencia de un oficial de entrenamiento para reclutas, uno muy fiero. La joven frunce los labios y vuelve a llorar. El impulso de 177 se nota debilitado, se encuentra atrapado en una coyuntura, parece un poco avergonzado.

—Como estás ahora, no puedes apuntar a nada —dice 177 secamente—. Apuesto a que te dispararías tú misma, y entonces al trasero de un desafortunado fantasma que vaya de paso. ¿Crees que primero deberíamos arreglar tu postura?

Ha dicho un chiste bastante tonto pero aún así la joven estalla en carcajadas, de pronto, de alguna forma ella vuelve a llorar y se le lanza a los brazos. 177 la rodea con cuidado y le da pequeñas palmadas en la espalda. Tiene los dedos extendidos, usando la palma de la mano, con lo cual las puntiagudas garras no rasguñan la ropa de la joven. Repentinamente piensas que si te abrazara, probablemente no sería tan amable.

Te tocas el brazo y se te pone la piel de gallina. Hasta ahora, la inexplicable gentileza de 177 y su paciencia con esa joven ya no es más el mayor problema, hay otras cosas... algo mayormente mal. Esto no está bien, el demonio no debería hablar así con ella. Sientes una enorme incomodidad, como si algo invisible, frío y resbaladizo estuviera tendido sobre tu espalda.

Sientes vagamente que has notado algunas violaciones, y que las señales no son lo suficientemente obvias para que te des cuenta; o será solo que inconscientemente lo has estado evitando.

Pierden casi una hora en el pequeño parque y la joven finalmente va a una cabina telefónica cercana para llamar a su padres. 177 la acompaña hasta el final de la cuadra y se detiene cerca de una tienda de conveniencia que abre las 24 horas. La joven ya está lo suficientemente sobria y comienza a disculparse por las lágrimas que derramó contra su pecho.

—Eres muy bueno —dice ella—. Si no fueras tan fastidioso como mi papá, saldría contigo. ¡Estoy hablando en serio!

—Soy un adulto, pequeña —dice 177.

—Sería genial si fueras mi hermano. Siempre he querido un hermano —dice la chica como para sí—. Eres tan guapo, alto, musculoso y de buen temperamento, ah, tan bueno.

—…

—Amy no es una zorra, Billy lo es. Amy fue engañada como yo. Ella quedó embarazada, que patético —susurra—. Si fueras mi hermano, me ayudarías a darle una golpiza a Billy, ¿verdad?

—Sí… lo haría —susurra 177, y continúa con voz temblorosa—. Tengo que… tengo que irme. Quédate en la tienda y espera a que vengan tus padres a recogerte, no te vayas con extraños, ¿entendido?

—¡Lo has dicho ya muchas veces! —dice la chica bostezando, se despide agitando la mano y entra a la tienda caminando en zigzag.

177 la ve entrar, se queda ahí parado por un momento para entonces darse media vuelta y caminar rápidamente hacia la sombra de los árboles. Camina cada vez más y más rápido, paulatinamente escapa de la calle al trote. Estás escondido, esperas a que pase corriendo a un lado. Sus pasos y respiración se vuelven pesados, y la cadena de plata que arrastra comienza a chocar entre sí. Piensas que si continúa de esa manera, lo más probable es que tropiece y caiga.

El demonio cae de frente y por un momento se queda tirado ahí. No se levanta, mantiene la posición sobre sus rodillas. Sus hombros colapsaron, la cabeza cuelga, parece exhausto. Mira a su alrededor y de pronto se detiene, vaya coincidencia, ha corrido de vuelta hasta la puerta de tu casa.

Este descubrimiento lo hace luchar para incorporarse, arrastra los pies con dificultad y da unos pocos pasos al frente. Se detiene de nuevo en el espacio abierto a más de diez metros de distancia de tu porche, se apoya contra un árbol de la calle y lentamente se escurre en él. La resistencia física de un demonio no debería ser tan débil, pero parece que ya no puede dar un paso más. Cuando ves su rostro, tu corazón estalla.

Puedes reconocer esa expresión, es la expresión que dice que todas las palabras que 177 acaba de decir para alentar a la joven no son más que basura. Incluso si tomas un poco de sopa caliente, te das un baño, y vas a la cama, no todo estará bien mañana, y nunca volverá a mejorar.

Cuando hace poco se puso la ropa robada, viste que miraba hacia la calle, como si pensara en algún plan, como si estuviera listo para arrastrar algo con su cuerpo por una última vez. Ahora ves que ya no importa cuál era el plan, ha desaparecido sin dejar rastro… te das cuenta que quizás sabía desde el principio cómo de mínima era la posibilidad de tener un escape exitoso, pero aún así eligió seguir adelante independientemente de la imprudencia. Ahora, por alguna razón desconocida, la fuerza que lo sostenía de pronto se ha evaporado.

Ve el arma que tiene en la mano.

Despiertas la plegaria de contención, 177 parece ser jalado por un hilo invisible pero tan solo unos segundos más tarde vuelve a moverse. La plegaria grabada que dejaste en la cadena de plata es más efectiva que el tipo de plegaria recitada. No debería ser capaz de moverse, no se trata de una raza poderosa, solo es un sangre mixta… De pronto te das cuenta que has cometido un error. Has tomado un enfoque incorrecto, la sangre mixta es la razón. Mientras más alto el nivel de la plegaria, más restrictiva es para los demonios. Pero tiene un efecto limitado en demonios poderosos y es completamente inefectiva en humanos. La parte demoniaca de 177 es tan pequeña que difícilmente puede ser controlada por esta runa.

Comienzas a correr en su dirección. La cadena de plata es tan grande, y las plegarias que pueden ser grabadas son muy limitadas. Solo evita que 177 lastime a las personas, no previene que se lastime a sí mismo. Las instalaciones para prevenir el suicidio fueron colocadas en el baño. Este arreglo debería ser infalible. Si realmente quisiera morir, simplemente habría intentado matarse adentro. ¿Por qué molestarse en escapar para suicidarse?

177 no quiere morir.

Tomó la llave, destruyó la cámara, caminó desde el baño hasta la entrada, abrió la puerta, apretó los dientes y salió con miedo. Se escabulló bajo el cinturón verde, trepó por la pared, robó ropa, evitó a los humanos, y luchó con todas sus fuerzas en esta imperfecta actividad de “escape”, como un pájaro salvaje chocando incansable contra la jaula de metal. Desde que lo compraste, ni una vez había intentado suicidarse.

Por el contrario, con el fin de sobrevivir, hizo todo lo posible. Como un viajero aferrado al borde del acantilado bajo el viento y la nieve, finalmente soltándose no porque desee la muerte sino porque ya no puede más.

Todo tiene un límite.

Corres hasta 177, 600 metros, acaricia su pecho y abrocha los últimos botones del abrigo; 300 metros, el arma está cargada y el seguro quitado, su movimiento afectados por la plegaria son lentos pero certeros. 100 metros, levanta el arma.

La distancia que queda es solo de 5 metros, 177 tiene el cañón dentro de la boca. Estás muy cerca, puedes ver su cabello ondulado y los dedos delgados sobre el arma. Cuando aprieta el gatillo no te mira.

¡Pum!

*

Traducción al español: Siboney69
Traducción al inglés: PastTimer [Wattpad]

Notas de traducción:
-Mimosa púdica (含羞草): “es una planta originaria de la selva tropical de América de la familia de las fabáceas, fácilmente distinguible por su reacción al tacto, desarrollada como defensa ante los depredadores. Ha sido introducida a otras partes del mundo como África y Asia.” [Wikipedia] [N/T: Les recomiendo ver gifs de dicha planta ya que la reacción que tiene ante el contacto abrupto -humano o animal- es muy interesante.]

Comentario personal: Este es un capítulo largo y lo cierto es que me tomó casi dos semanas comenzar su traducción, ¿por qué? eso se debe en parte a un resfriado que pesqué (bueno, aún tengo cierto malestar en la garganta pero en términos generales ya no estoy tan mal como al inicio). En momentos como estos me alegra haber acumulado varios capítulos para no detener por mucho tiempo las actualizaciones…. Pero como dije antes, es un capítulo largo y me hace temer cuanto tardaré en terminarlo (sepan que me está costando un montón reunir las energías necesarias para iniciar, simplemente me quiero tirar y no hacer nada más que dormir y dormir ;_;!).

Y pasó lo que temía… está por empezar la semana de la publicación del capítulo 10, ¿y cuanto llevo del 11? ¡¡Ni una cuarta parte!! Ahhhhhhhhh!!! Kill meeeeee, please!!!! x_x

Y milagrosamente terminé a tiempo.

Ahora sí, hablando sobre el capítulo en si… cuando lo leí no pude dejar de imaginarlo como la escena de un K-drama. La típica historia de los protagonistas, el guapo (sufriente-demonio) y la típica chica (x-pero-bonita) en un encuentro “destinado”. Él la trata con paciencia y cuidado (a pesar de lo mal que lo pintan los demás) y ella se deja ser (berrinches, llantos, etc., el punto es que es linda). Y comienza su historia de amor y blablabla, con mucho drama pero terminarán felices por siempre. Y ese habría sido el caso si habláramos de una historia ChicoxChica, pero no, aquí es BL, y el amor de su vida debe ser aquel tipo vigilante…

En fin, que hay muchas cosas sospechosas sobre el demonio de sangre mixta. ¿Cuáles son sus apuestas? ¿Quién creen que sea? ¿Por qué es tan humano? ¿Cual será su historia?... Y si el demonio no es tan “demonio”, ¿cómo se lo tomará Enoc? ¿irá con el chisme a sus superiores? (Vaya, que se estuvo echando al plato a un demonio-no-tan-demonio…¿qué diría su maestro?). Hay muchas preguntas y posibilidades. El capítulo termina con un demonio posiblemente muerto, pero es nuestro protagonista, así que… ¿qué pasará?
(Nada que ver pero volví a leer el capitulo anterior y me surgió una pregunta... ¿qué pasó con las cadenas en las manos? ¿siguen ahí? ¿por qué no sonaron cuando la chica se le lanzó a los brazos?. Hum, sospechoso...)

Por sus lecturas, gracias y hasta la próxima (que espero no se retrase!! ;____; y si se retrasa no teman, lunes o miércoles DEBE haber publicación owo! he dicho!).

-editado-: Y aquí vengo a compartir la info que nadie solicitó.
¿Recuerdan que antes mencioné a Ruy Murakami? Pues como les conté, busqué qué películas no había visto y afortunadamente encontré dos, "69" y "Raffles Hotel". Hum... no las amé, pero bueno, es algo para quitar de los pendientes (Ambas son adaptaciones de sus respectivas novelas. La primera hay traducción en inglés, de la segunda creo que solo en francés). Hay otras dos películas que encontré pero están sin subtitulo (Kyoko y No-se-qué-my-friend, ejem, olvidé el nombre). La primer se desarrolla en NY, así que supongo que podría ver si no hay mucho japones en ella, pero la segunda definitivamente no encontré subs en inglés. Si algún día las veo, les contaré (?).

La otra noticia es que (entre mis varias lecturas simultaneas) estoy pensando en incluir un danmei extenso, mi primera opción fue leer por fin Can Ci Pin (de Priest), el problema es que me intimida el elemento de sci-fi... para darme ánimos comencé a ver la animación. Voy en el capítulo 8 o 9,... no me ha enamorado pero como siempre, me caen bien los protagonistas desde ya (si ya vieron el donghua, entonces les recomiendo los comentarios de Fangirl generation, están divertidos).

Otras opciones en danmei que sigo retrasando son 2ha y Qiang Jin Jiu. La primera la he pospuesto una y otra vez porque esperaba algún día tener la traducción (humana) completa en inglés, pero pasó de ser lenta a super lenta y luego el anuncio de la publicación oficial. Así que bien podría leerla ya, digo, el mtl parece entendible y con suerte pasaran al menos dos años para que esté completa la publicación oficial, jajaja.

En cuanto a QJJ... 200 y tantos capítulos, ¿necesito decir más?. Aja, más vale que sea muy MUY buena porque no veo cuanto tiempo me tomará leerla!! (¿a quién engaño? siendo sincera, si realmente está buena seguro que una semana será suficiente, jajaja). Ni siquiera sé de que va, pero he visto harto fanart y gente haciendo citas de la novela, lo cual me indica que por algo la amarán.

Si alguien quiere dejar su recomendación, será bienvenida.

(P.D.: Aquí ando contándoles cosas al azar porque lo logré, terminé el próximo capítulo y será publicado como lo estimado, el próximo lunes ^^!)

1 comentario:

  1. También pensé en las cadenas! Pero quizá la chica estaba tan ebria que no les puso atención. Jajaja. O no sé. En este capítulo el demonio se entiende cómo cero demonio... ¿pero no es tan raro, no? Bueno, como lector, pero lo importante aquí es qué pensara el sacerdote. Estoy muy intrigada, quiero más! Muchas gracias por tu diligente trabajo de traducción. Soy tu flan siempre <3

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