lunes, 15 de agosto de 2022

[Demonio a la venta] Capítulo 6

En cualquier caso, has terminado la revisión.

La próxima vez pondrás atención a tu posición. Silenciosamente, 177 te pide que termines la inspección y sigue mirando hacia el techo. No gira la cabeza para verte hasta que te has quitado los guantes de goma y te comienzas a lavar, su mirada es tan intensa que no puedes evitar voltear.

—¿Qué pasa? —preguntas, sosteniendo el cepillo de dientes sin enjuagar.

Frunce el ceño y te mira. Parece querer hablar pero al final no pronuncia palabra, en cambio vuelve la cabeza a la posición anterior. Esperas unos cuantos segundos, lavas tu cepillo de dientes y entonces sales del baño para irte a dormir.

La recuperación de 177 va bastante bien, el mayor problema es que no come. Como algunos animales salvajes, el demonio puede durar largo tiempo sin comida pero ser capaz de soportar el hambre no significa que no tenga necesidad de comer. Un demonio lesionado necesita comer bastante. Has visto a demonios soldados heridos comer (y digerir), en tan solo unos pocos minutos, cadáveres similares a su misma masa corporal.

No sabes por qué 177 se niega a comer, ¿será que el alimento enlatado tiene un sabor desagradable o se encontrará en huelga de hambre? Además de prevenir que cometa suicidio, también has hecho preparaciones para evitar que escape. Sin embargo, las plegarias e instalaciones nunca han sido activadas, y el demonio tampoco parece volver a querer intentar suicidarse.

Quieres saber qué está pensando, por lo que has puesto atención y tomas pequeñas notas de observación. Si aún así no puedes hacer que coma algo, la observación tendrá que ser detenida.

En los días siguientes compras otras latas; desde alimento para pequeños demonios animales hasta para súcubos con forma humana e incluso alimento del tipo vegetal para monstruos. Pero no importa porque sigue sin comer. Incluso si las latas descartadas son envueltas apropiadamente en bolsas de plástico, el desagradable aroma sigue atrayendo moscas. Tienes que salir y tirar directamente la basura en el basurero que se encuentra a varias cuadras de distancia. En el autobús te saluda un creyente. Él ve la forma de lata en tu bolsa de plástico y como un parlanchín de pronto entra en acción y comienza a hablar.

—¡Es verdad! Algunas veces estos pequeños ángeles son tan engañosos, las cosas que uno compra en la tienda no son lo suficientemente buenas, y se las tiene que cocinar uno mismo —te habla con afecto sobre el beagle de unos tres años que tienes a su lado y por lo visto ya tiene sobrepeso—. ¿Hay algo más que pueda hacer? ¡Lo amo!

Durante cuatro paradas, este caballero te ha hablado sobre recetas de comida para perro. Pronuncias algunos sonidos adecuados en las pausas adecuadas. Cuando baja del autobús, está convencido de que tú también estás cuidado de un perro callejero con apetito quisquilloso. Te ha considerado un similar amante de los perros y con entusiasmo te ha invitado a su casa. Pero la mayor parte del tiempo lo has pasado sin registrar nada de lo dicho, sin embargo consideras que algunas de sus sugerencias valen la pena intentar. Por ejemplo, si la comida enlatada de la tienda sigue sin funcionar entonces puedes preparar tú mismo la comida.

Por supuesto, no vas a ir a buscar cadáveres frescos.

Es un pecado profanar a los muertos, está mal perturbar la tranquilidad de una tumba e incluso peor, está mal asesinar. En este pacífico pueblo lejos del campo de batalla, los cadáveres de demonios no son algo común. La única opción son carcasas de animales, los cuales están frescas todos los días en una amplia variedad y calidad.

Antes de comprar el demonio, regateaste con el vendedor por largo tiempo pero en las compras consecuentes no dudas en pagar. La compra es un gasto adicional pero el tratamiento y consumo son para la vida diaria. Si no gastas dinero en comida, suministros médicos, herramientas sagradas y donaciones, ¿dónde más puedes usarlo? Más aún, incluso si 177 no se come la carne de res, serás capaz de comerla tú mismo y evitar así que se desperdicie.

La carne cruda es colocada en el cuenco.

177 está tendido en la bañera. Hoy ha estado menos activo que ayer, el hambre debe de estar molestándole. Bajas el cuenco, das un paso hacia atrás y esperas a que responda.

Por casi diez segundos, 177 no se mueve. Mira la carne cruda de res en el cuenco que no ha sido cortada y tú observas sin expresión alguna al demonio. Además de la carne cruda has preparado otras cosas. Si no funciona, intentarás rectificarlo y lo obligarás a que coma. Un demonio hambriento se deteriora con gran rapidez. Con el fin de evitar que sea una pérdida total, si todos los intentos son fallidos, probablemente tendrás que matarlo u obtener su carne mientras siga vivo.

Finalmente, 177 se mueve y se arrastra lentamente hasta estar cerca del plato. Sus garras enganchan el trozo de carne, ve la sección transversal ensangrentada y el hueso parcialmente cortado. La observa por largo tiempo y de pronto comienza a engullirla.

Los dientes del demonio son bastante afilados y pueden arrancar fácilmente la carne cruda del hueso. La apariencia de 177 masticando la carne definitivamente no es algo elegante, pero has visto a muchísimos demonios dándose un festín y no puedes evitar sorprenderte por la forma en que este come. Ha estado hambriento por muchos días pero cuando finalmente comienza a comer no parece disfrutarlo.

177 come rápidamente; muerde, mastica, traga, y vuelve a morder. Come la carne cruda como si le guardara rencor; es feroz, pareciese que comer fuese una tortura. El demonio come la carne de res como si se tratara de un trozo de cera, pero aún así se la traga por completo sin dejar sobras. Lame la fina sangre de sus dedos, mira el hueso sobrante y lo rumia lentamente.

El trozo de carne era tan grande como la palma de una mano, definitivamente no es suficiente para un demonio hambriento. A decir verdad, se trataba únicamente de una muestra para probar sus preferencias alimentarias. Has preparado una gran cantidad de muestras y están listas para ser probadas una por una para encontrar qué es lo que come. Por ahora, parece que la fortuna te ha bendecido, pero después de pensarlo decides intentar con algo más.

Colocas en el cuenco de comida de 177 las hojas lavadas de col silvestre y el demonio te mira con extrañeza. Probablemente jamás ha visto a alguien intentar alimentar a un demonio con una dieta vegetariana… pero tú tampoco habías visto jamás a un demonio que no come carne humana. Lo miras en silencio hasta que finalmente no puede soportarlo más y esquiva tu mirada. Toma la hoja y se la come.

Resulta que hay demonios que comen vegetales. «¿Se deberá a su sangre mixta?», piensas. Quieres saber si 177 realmente puede comer vegetales o si solo come hojas de col, así que sacas unos tomates.

Pones los tomates en el cuenco de comida, 177 te vuelve a ver y usa una mirada como si viese una oveja morada.

Devuelves la mirada con inocencia. Se rinde.

177 limpia la piel de un tomate con la palma de la mano y da un mordisco. Chupa el jugo rojo que se desborda del vegetal, parece mucho más relajado que cuando lamia sangre. No estás seguro de si se debe al cambio de ingredientes o porque está acostumbrado a comer esto.

Se come el resto de tomates en unos cuantos mordiscos y lame su jugo. Hoy coopera con bastante tranquilidad pero sigues sin estar seguro de cuál es su comida favorita. Le das un huevo pero esta vez no lo pones en el cuenco sino en la palma de su mano. 177 lo mira, le hace una abertura con sus colmillos y succiona el contenido.

Te sientes tranquilo; como si acabaras de terminar una misa o como si hubieras enviado a unos animales callejeros a donde deben ir. Le das a 177 todos los vegetales que has comprado y no los rechaza. Come y no se molesta en gastar energía en ti, como si tú fueras simplemente un dispositivo encargado de transportar la comida. Lo observas y escribes sus reacciones. Su consumo alimenticio es básicamente similar a la dieta humana e inesperadamente no le gusta la carne.

Al final, deja los huesos de cordero en el cuenco de comida y te mira. Contemplas si comerá solo huesos de res y no de cordero. Pasado un tiempo reaccionas.

—No importa si no lo comes —dices.

Pero 177 no se relaja por eso. Cuando vas a tomar el cuenco (ese trozo de hueso de cordero es lo único que queda), rápidamente toma el hueso y se lo come por completo.

Estás bastante seguro de que no le gusta comer huesos.

El perro viejo se quedó en tu casa durante casi un mes antes de atreverse a comer hasta quedar satisfecho. Antes, solo comía muy poco y posiblemente creía que sería echado otra vez si comía demasiado. Las criaturas que han sido heridas y abandonadas desconfían que realmente serán cuidadas; pero sus ojos vigilantes están llenos de anhelo. Te gruñen al mismo tiempo que se arriman a la palma de tu mano, como un niño desafortunado que recibe una patada y cae a un pantano, manteniendo la esperanza de que le tomes de la mano y le saques de ahí pero con el miedo de que a mitad del camino le sueltes, haciéndole caer en la profundidad de la noche.

Toma tiempo, pero justamente lo que tienes es tiempo.

Limpias el cuenco de comida entre el ruido de fondo de 177 destrozando el hueso. Después de lavar recuerdas algo y vuelves al baño. El demonio se ha comido el hueso de cordero y se está lamiendo los labios y dientes.

—Abre la boca —dices, levantándole la barbilla.

177 se detiene y te mira. Supones que se está preguntando lo mismo que tú. Ambos quieren saber lo que el otro alberga en su mente. La lámpara del baño brilla en sus ojos rojo sangre. «Rojo», recuerdas repentinamente. Al principio, pensabas que esos ojos eran demasiado comunes para un demonio, ojos marrón… «¿marrón rojizo?». Es casi como una planta moribunda. Después de regarla y cuidarla, sus colores brillantes volverán.

En confusión y alerta, 177 abre lentamente la boca.

Los dientes tienen un brillo blanquecino, están más limpios que cualquier otro demonio que hayas visto. Los dientes del demonio, como los de los tiburones, pueden mudarse y salir otra vez. Por lo tanto, los dientes de la mayoría de los demonios crecen con mayor libertad y sin restricción, parecen las espinas de un duran. Los dientes de 177 no son así. Sus dientes son casi tan ordenados como los de los humanos, y su filo se encuentra entre los de los humanos y los demonios comunes. Miras los restos de comida entre los dientes y tomas nota sobre tener que comprar un cepillo de dientes.

Después de un momento, te das cuenta de que tienes un cepillo de sobra. Abres el gabinete, sacas el cepillo nuevo, le pones pasta de dientes y caminas hasta 177.

—Por favor, no lo muerdas — le recuerdas antes de comenzar, dado que solo hay un cepillo extra.

—¿Qué? —pregunta.

—Esto no se puede comer —le explicas.

177 parece querer maldecir, o poner los ojos en blanco, o tal vez morder el cepillo de dientes (o tus dedos). Parece querer hacer las tres cosas pero se controla.

—¡Puedo hacerlo yo mismo! —dice tras hacerse para atrás cuando le metes el cepillo en la boca.

Piensas en la peor consecuencia posible y le dejas manejar el cepillo de dientes.

177 se lava los dientes frente al lavabo. Aunque sus movimientos son ligeramente torpes, usa el cepillo correctamente.

Lo supervisas hasta que termina el lavado, le abres la boca de nuevo y vueles a revisar. 177 es demasiado alto para ser examinado estando de pie, tienes que presionarle el hombro para que se arrodille. Presionas la barbilla de 177 para prevenir que te muerda y entonces le sujetas la mandíbula, con tu dedo le presionas la lengua y con ayuda de la luz de la lámpara revisas sus dientes. El resultado de la revisión es satisfactorio, asientes la cabeza, le sueltas la barbilla y te preparas para lavarte.

—¿Qué vas a hacer? —pregunta.

Tomas tu toalla y le dices que te vas a lavar la cara. 177 inhala y presiona los puños, te ve como si fuese incapaz de soportar algo.

—¿Qué vas a hacer conmigo? —suelta—. ¿Por qué diablos me has comprado, Padre?

Te detienes, lo miras y quedas en profundos pensamientos.

—No lo sé —dices, después de un tiempo.

—¡Ja! —177 te da una sonrisa despectiva; parece una nube llena de lluvia a punto de lanzar rayos y truenos en su interior—. ¿No lo sabes? Me compraste por 177 monedas de plata y me has traído a tu casa en lugar de entregarme a la iglesia. Me castigas con oraciones en lugar de practicarlas sobre mí. ¿Tienes un aprendiz? ¿Tu maestro te ha dejado practicar conmigo? Tú… ¿qué diantres intentas hacer? ¡No pretendas ser estúpido!

Pero tú no estás pretendiendo ser estúpido.

Tu maestro está muerto, no tienes un aprendiz, y no necesitas un demonio de sangre mixta como compañero de entrenamiento. Tú simplemente… quisiste comprarlo. Tu vida está llena de planes, llena de cosas que debes y no debes hacer. Pero un demonio no estaba en tu plan, se encuentra entre “debería” y “no debería”. Simplemente pasaste por una tienda de segunda mano y escuchaste la promoción de venta. Viste al demonio lanzándose bajo el cuchillo carnicero y de pronto quisiste llevártelo contigo.

Tu vida está llena de lo que debes y no debes hacer. El capricho de “querer hacer” es tan valioso como un meteorito, lo ves como una señal de Dios. Cuando este pensamiento aparece, te aferras a él con fuerza; sin importar que sepas o no por qué sucedió o cuáles serán las consecuencias de llevarlo a cabo.

No sabes qué harás con 177, jamás lo habías pensado. Hasta el momento, solo intentas que siga con vida. Lo mejor es dejar que viva el tiempo necesario hasta que entiendas.

—¿Es que estás luchando contra tu propia moralidad, Padre? —el demonio que has comprado por 177 monedas de plata sigue siendo agresivo, sus palabras se abalanzan hacia ti como su cuerpo lo hizo hacia el cuchillo carnicero—. Ya sé que vas a follarme, ¿te crees que esto no ha pasado antes?

«¿Follarlo?»

177 estaba cubierto por completo de lesiones, pero ninguna de ellas sigue abierta. El cabello es esponjoso y los ojos de un rojo escarlata. Si lo ves con cuidado, está totalmente recuperado. Acaba de comer algo. Tiene la fuerza para discutir contigo y por un tiempo no morirá.

Si tú quieres, puedes intentarlo.

*

Traducción al español: Siboney69
Traducción al inglés: PastTimer [Wattpad]

Nota de traducción
-Tomate (西红柿): Tomate rojo. // Solo quiero aclarar que estuve tentada a escribir “jitomate” pero entonces me enteré que esta palabra se considera un mexicanismo usado solo en algunos estados del país (y como aquí se quiere intentar lo neutro, descartado).

Comentario personal: 177… ¿¿por qué has abierto esa boca?? Dime… ¿Podemos concluir que 177 va dando ideas y ‘siembra lo que cosecha’? xD

En otras cuestiones, sigo con la duda de cómo tomar lo de las latas de comida.
¿Son carne de demonio? ¿Son carne humana de soldados caídos (o víctimas)? (Recuerdo que en un capítulo anterior se dijo que “hay muchos” seguido de “la gente ya no cree en dios” o algo así..)...
Y es que la descripción en capítulos atrás donde indicaba que con un chorro de agua retomaba la “elasticidad” de un fresco cadáver (humano) me hizo dudar. Pero entonces más tarde (aquí) habla sobre lo sagrado de los muertos(?), y más abajo (cuando 177 come la res) dice que no ha visto a un demonio que no coma “carne humana”… entonces, ¿las latas si eran de humanos? ¿o son restos de animales varios como vacas, puerco, caballo...? ¿O es comida para demonio (hecha de humanos) y no demonio procesado+enlatado? (Porque yo creo que un demonio puede comerse a otro demonio, ¿quién ha dicho que no?) No entiendo…. -_-‘
Díganme qué opinan.

En otras noticias…. Este capítulo me costó. El primer día después de un párrafo cerré el documento y lo dejé. Al día siguiente estaba tan agotada como para mover un dedo, y al día siguiente solo pude avanzar unos cuantos párrafos más y lo dejé. Se me hizo pesado el inicio. Pero les puedo decir que entre las pausas pude disfrutar de dos cosas bonitas:
1) Kinou Nani Tabeta (película). ¡Por fin! Después de dos años(?????), ¡ya ni sé! Pero después de mucho tiempo por fin la pude ver, recién hace unos días la persona que trabajó los subtítulos en inglés de la serie nos trajo este regalo. Y amé la película tanto como la serie y el manga ♥ (Notese que soy fan de los doujinshis). Y así, si tuvieramos una segunda temporada qué de feliz me haría…

2) Old Fashion Cupcake (serie). Me he enterado de los nuevos dramas japoneses BL y como no sé si me gustarán, no me he puesto a investigar y probar. Pero la traductora del drama antes mencionado dijo que el manga de esta serie es de sus favoritos, así que me dije, “¿por qué no?” y me leí el manga (2 vol.) y me vi el drama (5 cap.). Y me gustó, me encantó, ¿y saben qué? prefiero las historias de hombres adultos y sin tanto melodrama que las historias juveniles-de-siempre ♥.

Y eso.
Gracias por sus visitas y hasta la próxima.

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