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Ayer, mi esposo tuvo una cena en la compañía. Vi la televisión mientras esperaba a que regresara. Me sentía un poco cansado, y por eso me tendí en el sofá para descansar por un momento. Entonces escuché que alguien abría la puerta, mi esposo llegó y se sentó a mi lado llamándome suavemente. A propósito no respondí, mi esposo bajó la voz y dijo, «¿Por qué estás durmiendo aquí?», entonces me cargó con cuidado, llevándome a la alcoba. Cuando me bajó sobre la cama, yo ya no podía contener más la risa y abracé su cintura. Mi esposo también se rió y dijo, «Mírate cómo estas de complacido».