-1-
La primera vez que tuve contacto cercano con mi esposo fue en la primavera del año 2000.
Era la segunda mitad del primer año escolar y se trataba del cumpleaños de alguien más; eramos ocho personas y nos bebimos dos cajas de cervezas. Las luces fueron apagadas, las velas encendidas, bebimos y conversamos hasta las tres de la madrugada. Y como todos estábamos ebrios cada quien se fue a su respectiva cama.
Tomando ventaja del valor influido por las Dutch, me metí en el mosquitero de mi esposo, coloqué mi mano suavemente sobre su hombro y una sensación de tranquilidad brotó de la piel bajo mi mano.
Esa noche dormí realmente bien.
Era la segunda mitad del primer año escolar y se trataba del cumpleaños de alguien más; eramos ocho personas y nos bebimos dos cajas de cervezas. Las luces fueron apagadas, las velas encendidas, bebimos y conversamos hasta las tres de la madrugada. Y como todos estábamos ebrios cada quien se fue a su respectiva cama.
Tomando ventaja del valor influido por las Dutch, me metí en el mosquitero de mi esposo, coloqué mi mano suavemente sobre su hombro y una sensación de tranquilidad brotó de la piel bajo mi mano.
Esa noche dormí realmente bien.
-2-
Desde ese momento en adelante mi esposo comenzó a evitarme.
Normalmente solíamos hacer juntos el tonto, abrazándonos aquí y allá bajo la pretensión de ser compañeros de clases. Si teníamos que dar otro paso al frente ninguno de los dos se atrevía. Los dos lo entendíamos, si dábamos un solo paso no seria lo mismo que antes y jamás podríamos dar vuelta atrás.
Nuestra relación se quedó estancada en un estado de incomodidad bastante firme. Pero aquella sensación extraña llegó tan violentamente que fue casi irresistible; lo anhelaba pero también quería rechazarla casi desesperadamente e intenté estar lo más lejos posible de él. Me iba temprano del dormitorio, dormía en el salón de clases al medio día y volvía diez minutos antes de que se apagaran las luces; hice nuevos amigos, reí y actué tontamente con ellos. Quería rentar una habitación fuera del campus para poder vivir por mi cuenta pero no me era posible debido a las reglas de la universidad.
Después de unos meses, estaba exhausto.
Y fue entonces que conocí a mi primera novia.
Normalmente solíamos hacer juntos el tonto, abrazándonos aquí y allá bajo la pretensión de ser compañeros de clases. Si teníamos que dar otro paso al frente ninguno de los dos se atrevía. Los dos lo entendíamos, si dábamos un solo paso no seria lo mismo que antes y jamás podríamos dar vuelta atrás.
Nuestra relación se quedó estancada en un estado de incomodidad bastante firme. Pero aquella sensación extraña llegó tan violentamente que fue casi irresistible; lo anhelaba pero también quería rechazarla casi desesperadamente e intenté estar lo más lejos posible de él. Me iba temprano del dormitorio, dormía en el salón de clases al medio día y volvía diez minutos antes de que se apagaran las luces; hice nuevos amigos, reí y actué tontamente con ellos. Quería rentar una habitación fuera del campus para poder vivir por mi cuenta pero no me era posible debido a las reglas de la universidad.
Después de unos meses, estaba exhausto.
Y fue entonces que conocí a mi primera novia.
-3-
Ella era de la misma carrera pero estaba en otra clase. Teníamos muchas clases juntos, así que hubo muchas oportunidades de poder vernos. Ella era bonita, alta, con ojos grandes y piel morena.
A propósito perdí una apuesta con mis compañeros de clase, apostando que podía conseguir una cita con ella.
A ella le dí cuatro opciones: A) Totalmente dispuesta; B) Está bien ; C) De cualquier forma no tengo nada mejor que hacer ; D) No quiero ir.
Ella eligió A.
18:30 pm., junto al campo de fútbol, nos apresuramos para ver una película a las siete.
A propósito perdí una apuesta con mis compañeros de clase, apostando que podía conseguir una cita con ella.
A ella le dí cuatro opciones: A) Totalmente dispuesta; B) Está bien ; C) De cualquier forma no tengo nada mejor que hacer ; D) No quiero ir.
Ella eligió A.
18:30 pm., junto al campo de fútbol, nos apresuramos para ver una película a las siete.
-4-
Me sentí en conflicto; por una parte, deseaba que mi movimiento de salir con una chica pusiera celoso a mi esposo... pero por otro lado, quería girar mi atención hacia otro lugar y con ello poder volver a tener una vida normal.
Lo he olvidado, he olvidado todo. He olvidado cómo me sentí aquel día, he olvidado el color de la ropa que ella usaba y he olvidado sobre qué era la película.
Solo recuerdo estar sentado en la oscuridad, pasando cada segundo con dificultad, conteniendo la urgencia de escapar e intentando conversar con ella.
Al volver al dormitorio, mi esposo estaba trapeando el piso.
—¿Ya terminaste de coquetear? —preguntó.
Odié lo indiferente que se mostraba.
Lo he olvidado, he olvidado todo. He olvidado cómo me sentí aquel día, he olvidado el color de la ropa que ella usaba y he olvidado sobre qué era la película.
Solo recuerdo estar sentado en la oscuridad, pasando cada segundo con dificultad, conteniendo la urgencia de escapar e intentando conversar con ella.
Al volver al dormitorio, mi esposo estaba trapeando el piso.
—¿Ya terminaste de coquetear? —preguntó.
Odié lo indiferente que se mostraba.
-5-
Salí con ella unas cuantas veces más.
Jamás nos tomamos de las manos ni nos besamos.
En la noche, corríamos al campus principal, esperando a que las miles de luces fueran apagadas. Al terminar el autoestudio, también íbamos al estanque de Banyue para robar dos grandes hojas de loto y ponerlas sobre nuestras cabezas.
Cuando teníamos clases juntos, solíamos cambiar el contenido del libro de texto de física en dialecto de Liaoning, y a continuación le pedía que leyera en voz alta con dialecto cantonés. Mi compañero de clases decía, «Ustedes dos no parecen estar saliendo, más bien parecen dos críos jugando a la casita».
Jamás nos tomamos de las manos ni nos besamos.
En la noche, corríamos al campus principal, esperando a que las miles de luces fueran apagadas. Al terminar el autoestudio, también íbamos al estanque de Banyue para robar dos grandes hojas de loto y ponerlas sobre nuestras cabezas.
Cuando teníamos clases juntos, solíamos cambiar el contenido del libro de texto de física en dialecto de Liaoning, y a continuación le pedía que leyera en voz alta con dialecto cantonés. Mi compañero de clases decía, «Ustedes dos no parecen estar saliendo, más bien parecen dos críos jugando a la casita».
-6-
Aún quedaba medio mes para que nuestro primer año llegara a su fin.
Una vez que las luces fueron apagadas, le llamé y como de costumbre platicamos sobre cosas inútiles.
Dijimos “adiós”, colgué el teléfono y me subí a mi cama.
El dormitorio quedó en silencio. Alrededor de la una, mi esposo de pronto se sentó y encendió un cigarrillo.
A través del mosquitero, vi su silueta y su cigarro encendido; lágrimas brotaron, no me atrevía a hacer un sonido, simplemente sollocé, me sentí agraviado y con el corazón roto.
Al día siguiente rompí con ella
Una vez que las luces fueron apagadas, le llamé y como de costumbre platicamos sobre cosas inútiles.
Dijimos “adiós”, colgué el teléfono y me subí a mi cama.
El dormitorio quedó en silencio. Alrededor de la una, mi esposo de pronto se sentó y encendió un cigarrillo.
A través del mosquitero, vi su silueta y su cigarro encendido; lágrimas brotaron, no me atrevía a hacer un sonido, simplemente sollocé, me sentí agraviado y con el corazón roto.
Al día siguiente rompí con ella
-7-
Al comienzo del segundo año ya no teníamos clases juntos, nuestras oportunidades de encontrarnos fueron menores y solo en ocasiones nos veíamos en la cafetería. Esas veces charlábamos un poco, sin embargo, aquel “Lo siento” que tenía en mi corazón jamás logró salir.
Con frecuencia cambiaba de novio, mis compañeros decían que ella habría sufrido por mi causa. Temía que realmente esa haya sido la razón, aunque no pude evitar burlarme de mi mismo por darme tanta importancia.
Justo antes de la graduación, la volvía ver. Ella ya había conseguido un trabajo en Guangdong. Le ayudé a poner un puesto para que vendiera sus cosas usadas, lo hice como para intentar compensarle por lo que había hecho antes.
Mi esposo dijo que eran sentimientos no resueltos; le fulminé con la mirada pensando, «fue todo por tu culpa».
Además, él solo comenzó a sentir celos después de tres años. Tomó demasiado tiempo, ya no quiero esperar más.
Traducción en español: Siboney69
Traducción en inglés: liu-ji
Con frecuencia cambiaba de novio, mis compañeros decían que ella habría sufrido por mi causa. Temía que realmente esa haya sido la razón, aunque no pude evitar burlarme de mi mismo por darme tanta importancia.
Justo antes de la graduación, la volvía ver. Ella ya había conseguido un trabajo en Guangdong. Le ayudé a poner un puesto para que vendiera sus cosas usadas, lo hice como para intentar compensarle por lo que había hecho antes.
Mi esposo dijo que eran sentimientos no resueltos; le fulminé con la mirada pensando, «fue todo por tu culpa».
Además, él solo comenzó a sentir celos después de tres años. Tomó demasiado tiempo, ya no quiero esperar más.
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Traducción en español: Siboney69
Traducción en inglés: liu-ji
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