Ilustración: そまぁ〜ず.
-1-
Mientras veía la televisión mi esposo bostezó, yo instintivamente tomé el peine de la mesa y se lo puse en la boca; todas las señales de somnolencia desaparecieron.
Nunca me aburro de este juego. Sin importar dónde o cuando, si él bosteza, tomo cualquier objeto que tenga más cerca y se lo meto en la boca.
Mi esposo se queja de que pasar el tiempo conmigo le ha vuelto más tonto; yo me río y le ignoro. Incluso alguna vez intenté copiar el delicado estilo de vida de las revistas de moda, con cosas como discutir poemas y charlar sobre nuevas películas francesas, pero mi esposo no cooperaba; prefería ver el fútbol. Lo intenté algunas veces y con el tiempo perdí el entusiasmo.
Conseguimos buenas cosas cuando hay ofertas en el supermercado, emocionados decimos, «Mira, hemos ahorrado 2.5 yuanes».
Vamos al puesto de comida callejera para comer Malatang[1], es tan picante que el humo puede salir de nuestras bocas pero aún así no podemos dejar de comer. Nunca tenemos comida occidental, encontramos la etiqueta aburrida y la carne siempre la sirven con sangre.
En cuanto a las películas, solo elegimos las más populares de animación. Cuando vemos opera, si el cantante abre la boca para cantar «Ahhhh», solemos usar los binoculares para ver su lengua.
Saliéndome del tema, mi esposo suele decir, «Alguien que no desprende olor no es llamado hombre», él entonces sacude sus calcetines y continúa, «Un poco de olor y te ayudará a relajar los músculos, agita y te sentirás lleno de energía» (Solo ahora después de escribirlo me he dado cuenta... demonio~).
Con confianza arruga la nariz mientras lee una revista: ¡Ciertamente, soy vulgar!
Nunca me aburro de este juego. Sin importar dónde o cuando, si él bosteza, tomo cualquier objeto que tenga más cerca y se lo meto en la boca.
Mi esposo se queja de que pasar el tiempo conmigo le ha vuelto más tonto; yo me río y le ignoro. Incluso alguna vez intenté copiar el delicado estilo de vida de las revistas de moda, con cosas como discutir poemas y charlar sobre nuevas películas francesas, pero mi esposo no cooperaba; prefería ver el fútbol. Lo intenté algunas veces y con el tiempo perdí el entusiasmo.
Conseguimos buenas cosas cuando hay ofertas en el supermercado, emocionados decimos, «Mira, hemos ahorrado 2.5 yuanes».
Vamos al puesto de comida callejera para comer Malatang[1], es tan picante que el humo puede salir de nuestras bocas pero aún así no podemos dejar de comer. Nunca tenemos comida occidental, encontramos la etiqueta aburrida y la carne siempre la sirven con sangre.
En cuanto a las películas, solo elegimos las más populares de animación. Cuando vemos opera, si el cantante abre la boca para cantar «Ahhhh», solemos usar los binoculares para ver su lengua.
Saliéndome del tema, mi esposo suele decir, «Alguien que no desprende olor no es llamado hombre», él entonces sacude sus calcetines y continúa, «Un poco de olor y te ayudará a relajar los músculos, agita y te sentirás lleno de energía» (Solo ahora después de escribirlo me he dado cuenta... demonio~).
Con confianza arruga la nariz mientras lee una revista: ¡Ciertamente, soy vulgar!
-2-
Una vez, hablamos sobre el destino.
—Es aterrador. Tú naciste en Shaanxi y creciste en Gansu. Yo nací en Liaoning y crecí en Neimeng, estuvimos separados por varios miles de kilómetros. China tiene una población de 1.3 billones de personas, y sin embargo, fuimos aceptados en la misma universidad y compartimos el mismo dormitorio. Si lo calculamos, la probabilidad de que sucediera es tan minúscula que aterra. Si en algún momento hubiera dado un giro equivocado, nunca podría haberte conocido —dije.
Dicho así, sentí como si la vida tuviera un significado más filosófico. ¿Podría existir un poder místico que nos guió, dos círculos interceptados en algún punto y entonces nos conocimos?... ¿o simplemente fue todo un accidente?
Mi esposo me pinchó en la cabeza con su dedo, y se rió de mi tendencia a dejar mi imaginación correr. Entonces pensó sobre sí mismo y casualmente habló.
—Incluso si no estuvieras aquí, habría conocido a alguien más. Quizás habría sido mejor que tú.
«¡Zaz!», y así la sensación de gratitud sentimental de inmediato desapareció. Le miré derrotado, al principio estaba inmensamente conmovido y dispuesto a luchar con todo por nuestra relación.
—Es aterrador. Tú naciste en Shaanxi y creciste en Gansu. Yo nací en Liaoning y crecí en Neimeng, estuvimos separados por varios miles de kilómetros. China tiene una población de 1.3 billones de personas, y sin embargo, fuimos aceptados en la misma universidad y compartimos el mismo dormitorio. Si lo calculamos, la probabilidad de que sucediera es tan minúscula que aterra. Si en algún momento hubiera dado un giro equivocado, nunca podría haberte conocido —dije.
Dicho así, sentí como si la vida tuviera un significado más filosófico. ¿Podría existir un poder místico que nos guió, dos círculos interceptados en algún punto y entonces nos conocimos?... ¿o simplemente fue todo un accidente?
Mi esposo me pinchó en la cabeza con su dedo, y se rió de mi tendencia a dejar mi imaginación correr. Entonces pensó sobre sí mismo y casualmente habló.
—Incluso si no estuvieras aquí, habría conocido a alguien más. Quizás habría sido mejor que tú.
«¡Zaz!», y así la sensación de gratitud sentimental de inmediato desapareció. Le miré derrotado, al principio estaba inmensamente conmovido y dispuesto a luchar con todo por nuestra relación.
-3-
Pero, había veces en que mi esposo también era conmovedor... aunque la posibilidad de que ocurriera era similar a la del cometa Halley.
Cuando el primer año de universidad estaba por terminar, era obvio que ambos nos sentíamos atraídos el uno por el otro, y sin embargo, seguimos siendo reservados y temerosos, sin atrevernos a dar el primer paso. De vez en cuando, nuestros ojos se encontraban, y mi corazón daba un vuelco aunque mi expresión parecía tranquila.
Durante las vacaciones de invierno, él volvió a su casa y yo me quedé en el dormitorio.
Nos llamamos algunas veces, nuestros tonos de voz eran tranquilos, solíamos sujetar el teléfono en aturdimiento sin saber que decir pero tampoco queriendo colgar.
Al final de las vacaciones, fui por él siendo la mitad de la noche. No había transporte público ni autobuses y como tampoco quería gastar dinero al tomar un taxi, caminé durante dos horas... 15 kilómetros hasta la estación de trenes.
Cuando le vi caminar hacia mí desde la entrada, de pronto me sentí avergonzado, sonreí pero no dije nada. Temía que pudiera ver mi sonrojo, así que procuré siempre mirar hacia otro lado, manteniendo un ángulo de cuarenta y cinco grados, girando mi nuca hacia él.
Mi esposo también era tímido, apenas y balbuceaba una que otra palabra; era ininteligible.
Tomamos un taxi de vuelta al dormitorio y en la oscuridad, extendió su mano y de la nada me dio unas palmadillas en la cabeza, susurrando, «Pequeño diablillo, ¿me extrañaste?»
En tan solo un segundo, mis ojos se sintieron arder, quería reír y llorar.
A las dos de la madrugada, una calle vacía, 15 kilómetros y el viento frío... valió la pena.
Cuando el primer año de universidad estaba por terminar, era obvio que ambos nos sentíamos atraídos el uno por el otro, y sin embargo, seguimos siendo reservados y temerosos, sin atrevernos a dar el primer paso. De vez en cuando, nuestros ojos se encontraban, y mi corazón daba un vuelco aunque mi expresión parecía tranquila.
Durante las vacaciones de invierno, él volvió a su casa y yo me quedé en el dormitorio.
Nos llamamos algunas veces, nuestros tonos de voz eran tranquilos, solíamos sujetar el teléfono en aturdimiento sin saber que decir pero tampoco queriendo colgar.
Al final de las vacaciones, fui por él siendo la mitad de la noche. No había transporte público ni autobuses y como tampoco quería gastar dinero al tomar un taxi, caminé durante dos horas... 15 kilómetros hasta la estación de trenes.
Cuando le vi caminar hacia mí desde la entrada, de pronto me sentí avergonzado, sonreí pero no dije nada. Temía que pudiera ver mi sonrojo, así que procuré siempre mirar hacia otro lado, manteniendo un ángulo de cuarenta y cinco grados, girando mi nuca hacia él.
Mi esposo también era tímido, apenas y balbuceaba una que otra palabra; era ininteligible.
Tomamos un taxi de vuelta al dormitorio y en la oscuridad, extendió su mano y de la nada me dio unas palmadillas en la cabeza, susurrando, «Pequeño diablillo, ¿me extrañaste?»
En tan solo un segundo, mis ojos se sintieron arder, quería reír y llorar.
A las dos de la madrugada, una calle vacía, 15 kilómetros y el viento frío... valió la pena.
-4-
Leo todo tipo de genero de libros: romance, fantasía, documental, danmei, todos son bienvenidos. Incluso las novelas de los años 20s y 30s. Desde "Ru Lin Wai Shi"[2] hasta "Guan Chang Xian Xing Ji"[3] y novelas que más tarde fueron clasificadas como novelas sociales, con estructuras sueltas e incluso con temas que no están unidos, básicamente escritura casual. En palabras de mi esposo, «Solo leo basura».
Con frecuencia le he recomendado libros, explicándole qué parte tiene las ideas más refrescantes y cuales otras son pasadas de moda. Mi esposo es muy parecido al hombre típico, muestra desdén por cosas que son consideradas delicadas y sensibles, particularmente sobre Qiong Yao[4].
A mi tampoco me gusta Qiong Yao, me considero tolerante pero cuando se trata de sus novelas, simplemente no puedo leerlas. Sus historias son pésimas, demasiado inocentes y escandalosamente ingenuas, pero tiene una cita que me hace sentir triste, «No pude ser parte de tu pasado, pero no me perderé de tu futuro». La ingenuidad de sus escritos con frecuencia se siente irracional. Cuando los leí por primera vez me sentí encogerme de vergüenza.
Solo pude comprenderlo después de conocer a mi esposo, tal emoción era real pero desafortunadamente, horriblemente escrita por Qiong Yao.
En resumen: me arrepiento de no haberle conocido antes.
Con frecuencia le he recomendado libros, explicándole qué parte tiene las ideas más refrescantes y cuales otras son pasadas de moda. Mi esposo es muy parecido al hombre típico, muestra desdén por cosas que son consideradas delicadas y sensibles, particularmente sobre Qiong Yao[4].
A mi tampoco me gusta Qiong Yao, me considero tolerante pero cuando se trata de sus novelas, simplemente no puedo leerlas. Sus historias son pésimas, demasiado inocentes y escandalosamente ingenuas, pero tiene una cita que me hace sentir triste, «No pude ser parte de tu pasado, pero no me perderé de tu futuro». La ingenuidad de sus escritos con frecuencia se siente irracional. Cuando los leí por primera vez me sentí encogerme de vergüenza.
Solo pude comprenderlo después de conocer a mi esposo, tal emoción era real pero desafortunadamente, horriblemente escrita por Qiong Yao.
En resumen: me arrepiento de no haberle conocido antes.
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Este mes de Junio, fuimos a visitar la ciudad natal de mi esposo: Tian Shui; fui con él como su “compañero de clases”.
Tan pronto como bajamos del tren, tuve una sensación de nostalgia así como falta de familiaridad. El cielo azul, los campos, los habitantes, los edificios, era como si todo ello tuviera el aroma de mi esposo. Me enamoré de la ciudad debido a una persona.
Y sin embargo, tenía también unos celos indescriptibles. Nos conocimos a la edad de los veinte años; antes de eso nuestros días están en blanco, él no sabía que “yo” existía en este mundo.
Sus risas, lágrimas, éxitos, fallas, fueron presenciados por los demás, yo no estaba ahí, por lo tanto estoy celoso.
Habría sido maravilloso si nos hubiéramos conocido antes.
Tan pronto como bajamos del tren, tuve una sensación de nostalgia así como falta de familiaridad. El cielo azul, los campos, los habitantes, los edificios, era como si todo ello tuviera el aroma de mi esposo. Me enamoré de la ciudad debido a una persona.
Y sin embargo, tenía también unos celos indescriptibles. Nos conocimos a la edad de los veinte años; antes de eso nuestros días están en blanco, él no sabía que “yo” existía en este mundo.
Sus risas, lágrimas, éxitos, fallas, fueron presenciados por los demás, yo no estaba ahí, por lo tanto estoy celoso.
Habría sido maravilloso si nos hubiéramos conocido antes.
-6-
Hablamos sobre la muerte.
Ahora somos jóvenes y fuertes, emocionados de conocer a nuevas personas y obtener nuevas experiencias. La muerte está aún muy lejos.
De vez en cuando, pienso sobre cómo será cuando tengamos 50 años, dos hombres mayores con cabello blanco dependiendo mutuamente en la vida, esto también es algo que ansío.
Ser viejo no es lindo pero podemos ser una pareja de adorables ancianos.
Para mí, la mayor amenaza de la muerte es: la gente muere como luces que se apagan, sin aviso. Aún no tengo suficiente de ver a mi esposo. No tengo miedo a la muerte, pero temo que después de morir no podré amarle de esta forma una vez más. Así que le dije a mi esposo, «Debemos vivir hasta ser viejos, tan viejos que ya no podamos caminar. Entonces cambiaremos nuestra indumentaria por un juego de ropa limpio, nos acostaremos sobre la cama tomados de la mano y cuando diga, 'vamos a morir', moriremos juntos».
Mi esposo me dio un beso, no dijo nada. No tengo idea de si está de acuerdo.
Ahora somos jóvenes y fuertes, emocionados de conocer a nuevas personas y obtener nuevas experiencias. La muerte está aún muy lejos.
De vez en cuando, pienso sobre cómo será cuando tengamos 50 años, dos hombres mayores con cabello blanco dependiendo mutuamente en la vida, esto también es algo que ansío.
Ser viejo no es lindo pero podemos ser una pareja de adorables ancianos.
Para mí, la mayor amenaza de la muerte es: la gente muere como luces que se apagan, sin aviso. Aún no tengo suficiente de ver a mi esposo. No tengo miedo a la muerte, pero temo que después de morir no podré amarle de esta forma una vez más. Así que le dije a mi esposo, «Debemos vivir hasta ser viejos, tan viejos que ya no podamos caminar. Entonces cambiaremos nuestra indumentaria por un juego de ropa limpio, nos acostaremos sobre la cama tomados de la mano y cuando diga, 'vamos a morir', moriremos juntos».
Mi esposo me dio un beso, no dijo nada. No tengo idea de si está de acuerdo.
* * *
N/T:
[1] Malatang: es un hervido picante de la Provincia de Sichuan, en el oeste de China. La manera de prepararlo varía de una zona a otra.
[2] Ru Lin Wai Shi (儒林外史): Historia no oficial de los eruditos, novela china de la dinastía Qing escrita por Wu Jinzi.
[3] Guan Chang Xian Xing Ji (官场现形记): Oficial desenmascarado, novela china de finales de la dinastía Qing escrita por Li Baojia.
[4] Qiong Yao (琼瑶): Escritora taiwanesa, con frecuencia se la ha considerado la novelista romántica más popular de China.
Traducción en español: Siboney69
Traducción en inglés: liu-ji
Notas extra:
- 儒林外史 [Rú lín wài shǐ] de 吴敬梓 (Wu Jingzi, 1701-1754): “Los mandarines es la primera novela importante de sátira social en China y una de las obras maestras de la literatura clásica de este país. Escrita en el siglo XVIII por Wu Jingzi, un inconformista letrado muerto en la miseria, esta ambiciosa narración está considerada como una de las grandes creaciones novelescas de la literatura universal, comparable en su capacidad abarcadora y precisión a Balzac, y en su impecable don de observación irónica a Gógol. A lo largo del siglo que abarca el relato, el autor realiza una crítica feroz a la soberbia del poder, a los personajes encumbrados socialmente que olvidan sus orígenes, a los aduladores seducidos por la posición social, a los virtuosos corrompidos por el dinero o a los falsos letrados. Una moral, en suma, que podría ser objeto de crítica en la sociedad de hoy.” [Fuente: Seix Barral] // Traducción disponible en español.
- Notas sobre lo visto de los oficiales y funcionarios, de Li Baojia // No encontré traducción en español pero si en inglés con el título “Officialdom Unmasked”
- Chiung Yao o Qiong Yao (瓊瑤, 琼瑶; 1938-04-20 - ~; nacida en Chengdu, Sichuan, China) es el pseudónimo de Chen Zhe (陳喆, 陈喆), una novelista, guionista, productora y letrista taiwanesa que con frecuencia es considerada la novelista de romance más popular en el mundo de habla china. Sus novelas han sido adaptadas a más de 100 películas y dramas de televisión. Se trasladó a Taiwán en 1949 y regresó a China Continental en 1988. [Fuente: Wikipedia]
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