miércoles, 19 de enero de 2022

[Exilio] Capítulo 11: “Sí”

329 adivinó mal sobre una cosa. Dos semanas después volvió a ver a Yasha. Ella le toma del brazo, toda sonrisas, como si nada hubiera pasado la semana anterior. Pero 329 no está tan equivocado en otro aspecto. Es dudosa que su reaparición tenga algo que ver con un interés por él.

Abiertamente, Yasha toca a su puerta y entra. Unos minutos más tarde, enciende algún tipo de dispositivo y lo despide. Enciende la radio poniendo la música al máximo volumen. Y le dice a 329 que no salga esta noche. Le da una sonrisa de disculpa pero no explica nada. La segunda vez pasa lo mismo, igualmente la tercera. Entra abiertamente y sale sigilosamente, siempre con prisas, como si atravesara algún tipo de punto de paso de un lugar a otro. El cerebro de 329 pudo haber pasado por cirugía pero él no es un idiota. En este momento puede notar lo que ella está haciendo.

Lo está usando como cubierta.

La vigilancia está en todas partes. Su mirada recae sobre todos, incluso en alguien importante como Yasha. Probablemente está involucrada en algún tipo de lucha familiar o enredo romántico y necesita una forma de explicar en dónde ha estado. Escondiendo las cosas importantes bajo la tapadera de lo menos importante.

Una vez que 329 ha perdido su valía como entretenimiento, aún puede ser reciclado en algo útil como la basura.

No mucho después, 329 pierde sus trabajos de la mañana y de la tarde; sus jefes le despiden eficientemente el mismo día. Esa tarde, su trabajo nocturno le otorga un acuerdo de trabajo de tiempo completo; felicidades. Desde ahora, Yasha ya no necesita excusar sus ausencias cuando pasa por ahí. Por fin ella puede abandonar toda pretención.

Ese es el tipo de cosas que pueden hacer las élites todopoderosas. Si quieren hacer algo lo consiguen, a 329 no le cabe duda. No es de sorprender. Es incluso perfectamente razonable. Lo que le sorprendes es aquella generosidad inicial. Sí, cuando Yasha usó distintos métodos para excusar las faltas a su trabajo, él no solo se sorprendió sino que también se sintió agradecido. Ella podía ir y venir a su antojo, sin preocupación por si debido a sus acciones una persona insignificante perdería su trabajo. El trabajo era inhumano, pero lo era todo para él; intercambiar trabajo por un salario, el salario que le permite vivir afuera, y no morir o ser enviado al Centro de Bienestar Social del Omega. En un mundo cuyos caminos le dejan pocas opciones, esta era la más grande libertad que tenía.

Y ahora, está desempleado.

De acuerdo a su comunicador de muñeca, aún tiene un trabajo legal e ingresos. Al principio fue a trabajar a tiempo, hasta que las circunstancias se volvieron cada vez más y más difíciles de soportar; incluso un exiliado desvergonzado como él comenzó a sentir como si estuviera sentado en alfileres y agujas. Después de que Yasha abandonó todas pretensiones, los superiores ya no le permitieron hacer ningún tipo de trabajo. Simplemente lo metieron en una equina, así tiene que soportar todo un día haciendo nada mientras sus compañeros de trabajo murmuran para sí y los recepcionistas más cercanos le miran con desprecio. En comparación con ser ignorado o directamente herido, se da cuenta de que es menos capaz de soportar esta atención corrosiva.

Así que vuelve a su dormitorio. No es que este trabajo realmente tenga algo que ver con él. Si Yasha lo desea, él puede simplemente no aparecer en absoluto y no habría problema. Y si Yasha se harta de él, ningún esfuerzo de su parte cambiará algo.

La repentina abundancia de tiempo libre le deja perdido. Además del trabajo, no parece haber mucho que pueda hacer. De sus destrozados recuerdos, pueden seguir con vida uno o dos conocidos suyos pero el distrito en el que está confinado está muy lejos del lugar de residencia de su infancia; es poco probable que se pueda encontrar por casualidad con ellos. Muchas restricciones son impuestas a los exiliados; 329 ni siquiera puede comprar un periódico. La mayoría de las veces se queda en el dormitorio, se ejercita hasta quedar agotado y su cerebro se queda en blanco.

No tengo nada de qué quejarme, se dice 329. Tengo comida, un lugar para vivir; sueño suficiente, nadie me lastima. ¿De qué hay que quejarse? En comparación con su vida anterior, es una mejora inmensa. Debería de estar agradecido.

Y sin embargo, de vez en cuando, piensa en el material promocional para el Centro de Bienestar del Omega. «Provee la mejor comida y cuidado para los omegas de clase baja. Las camas más suaves. Completa seguridad».

Regocijo. Solo necesita dormir con una persona.

Para sincero, ha sido mucho tiempo desde que 329 durmió con su dueña. Yasha está demasiado ocupada para follar a un omega del que está harta de follar. Ella no tiene tiempo para sexo, no tiene tiempo para dormir, no tiene tiempo para comer, no tiene tiempo para hablar… de todo eso, debería agregar “con él”. Tal vez, en algún otro lugar, Yasha ha encontrado un nuevo puerto en el cual anclar, un nuevo desafía a su gusto.

Varias semanas después, finalmente Yasha sale con él. Esta vez no montan en la motocicleta. Toma el brazo de 329 y lo lleva a dar un paseo sin rumbo fijo. Por impulso, entra a una tienda de ropa; es el lugar en donde 329 solía trabajar por las mañanas. En los ojos de sus compañeros de trabajo ve sorpresa y crítica. Impresionante, ¡se está tirando a alguien poderoso! Solo los poderosos se atreven a tomar de la mano a un exiliado a plena luz del día. El gerente se apresura a saludarla. Yasha le hace un gesto para que se aparte pero el rostro del gerente sigue siendo todo sonrisas complacientes.

Es una vez más una demostración: Yasha se hace cargo de esta tienda, con una palabra ordena que sea despejada, haciendo que 329 vaya y se pruebe la ropa, demuestra su posesión sobre él bajo la mirada de una audiencia. No, eso le otorga demasiada importancia a él, ella solo está demostrando… 329 sabe el qué. Él no entiende el mundo de Yasha. Solo necesita escuchar las instrucciones y ser un excelente acompañante remunerado.

Sacan toda la ropa que anteriormente le habían prohibido a 329 tocar. Donde sea que Yasha señala casualmente, alguien se apresura para quitar el empaque. 329 entra y sale del vestidor, mostrándole a Yasha conjunto tras conjunto como si estuviera presentando un desfile de modas de una sola persona. Muy pronto aparece una figura de mayor rango dentro de la jerarquía de la tienda, hace una inclinación un par de decenas más profunda que el gerente y un torrente interminable de elogios brotan de sus labios.

—¡Jamás habríamos esperado que tal honor cayera sobre nosotros! No recibimos indicio alguno indicando que nos honraría con su presencia, ¡por favor, perdone nuestra inadecuada recepción! —dice con intimidante reverencia —Si lo considera digno de usted, de inmediato le mostraremos las ediciones limitadas de este mes…

—Es divertido echar un vistazo de vez en cuando —le interrumpe Yasha sonriendo —Nunca había estado en un lugar como este donde se tiene que probar la ropa.

Naturalmente, cada prenda en su cuerpo es un producto de la tecnología avanzada, hecho a la medida, ajuste perfecto. No hay necesidad de probarse nada.

Mientras la joven dama de alta cuna conversa ociosamente con su contraparte, su mirada permaneces pegada a 329. Sus ojos le lamen el rostro, bajan por su garganta, se deslizan por el cuello de la camisa, hasta que la piel de 329 se siente arder. Él siente una punzada de indefensión; incluso usando tres capaz de ropa, la mirada de Yasha le hace sentir desnudo. Todos los demás invitados se han ido de la tienda pero el personal sigue presente. Su atención, o más bien “la atención de todos sobre Yasha mirándole”, le incomoda, como si otros invadieran un evento privado.

El siguiente conjunto es una réplica de un informe militar, inspirado en los diseños anteriores al Desastre. De forma indirecta, se parece un poco a los uniformes de la guardia personal del Cónsul. Yasha permanece cerca, admirándole con los brazos cruzados, sus ojos se iluminan.

—Le queda bien. Es espléndido —ella le elogia —. ¿Y qué pasa con la espada ceremonial? ¿No debería tener una espada?

Alguien responde «sí» de inmediato. 329 vuelve al vestidor para tomar la espada. La encuentra pero no sabe en dónde sujetarla.

La espada es totalmente decorativa y por decorativa significa que tiene complicados nudos y broches. 329 se inclina y busca a tientas por largo tiempo sin tener éxito. Cuando escucha la puerta del vestidor abrirse, asume que Yasha se ha puesto impaciente y le ha indicado a alguien que entre para ayudarle.

Un par de brazos le rodean la cintura. Sobresaltado, suelta la espada; para cuando toca el piso, 329 ha reconocido aquellas manos. Los brazos de Yasha le envuelve la cintura, la barbilla descansa contra su espalda y las manos se deslizan hacia abajo.

— ¿Puedo? —dice ella, palmeando entra las piernas de 329.

Su mano presiona la entrepierna de 329, y sin embargo, sus palabras son tan serias como alguien pidiendo un baile en una gran fiesta. Su abrazo hace que el corazón de 329 palpite salvajemente. La sangre sale disparada hacia la cabeza para entonces extenderse por todo su rostro. Bajo aquella delgada mano, 329 está comenzando a tener una erección. «¿Puedo?» Sí, sí, además de asentir, ¿qué más puede hacer?

La alfa le desabrocha el cinturón, bajo sus manos los nudos y broches se deshacen sin esfuerzo. No le quita la ropa, solo la hace a un lado, los pantalones se deslizan hacia el suelo hasta alcanzar las botas militares. En este apretado espacio, la pareja se mantiene de pie, recargados contra la delgada pared. Ella le gira el rostro para besarle, al principio con decoro para entonces hacerlo con voracidad, como si quisiera chuparle la lengua.

La respiración y el pulso resuenan en los oídos de 329. Cuando Yasha entra en él, las piernas de este tiemblan. La alfa le toma de la pelvis, penetrándolo con rapidez, chocando contra él hasta que 329 ya no puede mantener su agarre con la pared. Poco a poco, se va resbalando hacia abajo. En esta posición, todo lo que puede ver son las paredes blancas como la nieve y las tarimas de madera, todo lo que puede ver son las manos en sus caderas y la verga en su trasero. A decir verdad, las vergas de todos los alfas se sienten prácticamente iguales. Una vaga inquietud surge en su interior. Intenta girar la cabeza pero sigue siendo interrumpido por las embestidas. Su respiración se acelera. Libera un de sus manos y a tientas palpa detrás de él.

Toca la cintura de Yasha y la chica comienza a reír como si le diera cosquillas. El pánico de 329 disminuye con la risa. El zumbido en sus oídos se vuelve distante. Yasha sale de su cuerpo y le da la vuelta.

La puerta del vestidor está cerrada. Solo están ellos dos aquí y la mirada de la alfa se vuelve cada vez más intensa, más descarada. Están muy cerca, las puntas de sus narices casi se tocan. Las pupilas dilatadas de aquellos ojos verdes, redondas como las de un gato a media noche, reflejan el rostro de 329. Sus ojos siempre se ven así cuando hacen el amor, esa asombrosa admiración escrita en cada surco, como si estuviera manejando un precioso tesoro, tan ferviente como si estuviera reverenciando la imagen de un dios. ¿Quién no perdería la razón bajo tal mirada?, piensa 329.

Yasha tira de los pantalones atrapados en las botas de 329 y coloca una de aquellas piernas sobre su hombro.

—No se preocupe, puedo soportar su peso —ríe ella, jadeando.

Se acerca y mordisquea la barbilla de 329. Él no puede evitar acariciarle también. Su cuerpo es terso y exquisito; él quiere tocarla, pero también quiere retraer su mano para así no rasguñar la tierna piel con sus callosidades. La aparta pero entonces ella la sujeta y presiona aquella palma contra su pecho. Los pechos de Yasha son suaves y encantadores, sin ser suficientes para llenar una mano; el corazón late rápidamente bajo el suave montículo. 329 los toca como si ahuecara con la mano a una inquieta paloma.

Todo pasa muy rápido, apasionado y con prisa. 329 cree que se correrá rápidamente pero cuando Yasha sale de su cuerpo, él aún n lo hace. Este espacio angosto se encuentra dentro de una gran tienda. El personal espera afuera, sus ojos dirigidos hacia la puerta, sus oídos atentos. 329 solía trabajar aquí. Él sabe como son las personas en este lugar, conoce algunos de sus nombres. Ellos están escuchando. Están viendo. Saben lo que sucedió.

—Lo siento, no lo volveré a hacer en el exterior —dice Yasha.

La alfa reordena su ropa, le susurra suavemente una disculpa en el oído y le besa en los labios. Por ello, 329 está dispuesto a dejar que le folle una segunda vez aquí. La expresión de Yasha es una de sincera disculpa, su beso suave y ligero también ablandece y aligera el corazón de 329.

—Está bien —dice él, inclinándose ligeramente para enderezarse. Sus rodillas siguen débiles. Siente como si caminara sobre las nubes.

Y entonces Yasha abre la puerta y hace una señal al personal para que envuelvan todo lo que 329 se probó.

—Un regalo para usted. Se ve fantástico en ella —sonriendo, se da la vuelta para mirarle—. Y el traje de antes, por favor, debe usarlo esta noche y mostrármelo.

Los pies de 329 vuelven a pisar la tierra.

La puerta está abierta. Su ropa está hecha un desastre; él y la habitación están cubiertos con el aroma a sexo. Parte del persona mira hacia abajo; otros le miran a él. Él no sabe si el desprecio en sus miradas es peor, o lo es la envidia. 329 ve al compañero de trabajo que le ayudó alguna vez. Él mira a 329, su mirada es terrible, como si soportara algo repugnante. Detrás de ellos, un rótulo de la tienda brilla bajo la iluminación. «Pruébelo primero, cómprelo después».

329 se lame los labios. El labio tiene marcas de dientes en él.

Yasha hace alarde de escoltarle de regreso pero una vez que han entrado al dormitorio él no tiene que ponerse el traje.

— ¡Envíeme las fotografías! —dice ella, sus feliz rostro desaparece dentro del anillo de luz de teletransportador.

Con retraso, 329 se siente exhausto.

Hoy no hace ejercicio; una vez que se ha bañado, se mete a la cama. Está agotado pero no puede dormir, probablemente porque en realidad no se esforzó demasiado físicamente. 329 no quiere levantarse y tampoco quiere mirar ausente el techo. Extiende una mano bajo el pantalón, tocándose, y piensa en un cuerpo ágil y en un beso con aroma a leche. Es mucho más sencillo quedarse dormido una vez que se ha corrido.

Unas horas después, 329 es agitado hasta despertar por un par de manos. Abre los ojos y ve a Yasha sentada a la altura de la cabecera de la cama, parece que quiere decir algo. Cierto. Se olvidó de enviar las fotos, piensa 329 atontado.

—¿Aún me ama? —dice Yasha.

329 despierta por completo.

Intenta determinar la expresión de la alfa. Quiere saber qué respuesta busca ella. Desafortunadamente, Yasha no ha encendido la luz. Su rostro es ilegible en medio de la penumbra de la noche.

—No piense en lo que quiero escuchar —le cubre ella la boca, su voz suena como si estuviera actuando a ser linda, casi como si rogara—. Por favor, dígame la verdad. Cualquiera que sea su respuesta, cuidaré de usted.

Es aterradora, piensa 329. Nadie le entiende como ella.

Por otra parte, además de esta maravillosa alfa, ¿quién más querría entenderle? Al reflexionar sobre sí mismo, a decir verdad no está muy seguro de la respuesta a su pregunta. ¿Es gratitud? ¿Es deseo de supervivencia y un ambiente de vida más cómodo? Está restringido a un área mucho más pequeña, su vida y recuerdos han sido castrados quirúrgicamente. Bajo tales circunstancias, ¿se habría “enamorado” de cualquiera dispuesto a extenderle una mano de ayuda? No lo sabe. Pero para un pordiosero, una moneda es toda la riqueza que posee, y que se la quiten es perder todo lo que tiene; en una alma hecha trizas como la suya, no hay mucho amor, y él realmente ha entregado todo lo que puede dar.

—Sí —suelta una palabra 329 contra la mano de Yasha. Ella la retira y él vuelve a responder—. Sí.

Cierra los ojos después de hablar, no queriendo ver su expresión. Pero Yasha se acerca y le besa. Él saborea la curva de sus labios.

—¡Es grandioso!¡Es maravilloso! —dice Yasha.

Ella suena muy feliz. 329 abre los ojos y ve su cara sonriente a tan solo unos centímetros de distancia. Ella se ve repleta de alegría. Incluso en la oscuridad de la noche, su hermosa y sonriente cara ilumina la habitación. Un tipo de… un tipo de imposible esperanza fastidia el corazón de 329 hasta el punto de sentir dolor físico. Algo colisiona en su cabeza, como el vapor de una tetera determinado a escapar de una forma u otra.

—No me des ropa —dice él sin pensar.

Yasha es tomada por sorpresa pero rápidamente sonríe y asiente.

—Si no le gusta, tírela. Es suya, haga lo que quiera con ella —dice sin inmutarse—. ¡Buenas noches!

Con eso, le da un beso a 329, se pone de pie y se marcha una vez más.


*

Traducción al español: Siboney69
Traducción al inglés: Selstarry

Comentario personal: Nuevo capítulo porque quiero avanzar esto...

Primera parte del capítulo… lástima por el pobre 329 y su autoanálisis de la situación con Yasha.
Segunda parte… Pretty woman aparece en mi mente.
Todo gong-seme que se respete, tiene un polvo con su shou-uke en uno o varios lugares públicos. ¿Vieron? Cuando 329 de pronto se siente intranquilo y quiere voltear a ver a su acompañante (sin lograrlo), seguro que la idea de "esta no es Yasha" se le cruzó por la mente.... oh pobre omega confundido.
Pero al final… ♥ (love in the air~) Todo felicidad pero aún nos falta saber, ¿en qué anda metida Yasha y su extraño comportamiento últimamente?

Por cierto... no sé si será algún tipo de error o es simple coincidencia. Cierto que una vez (no recuerdo en qué capítulo), 329 estaba distraído y un sujeto va y lo manoseó, fue ahí que un compañero de trabajo le “ayudó”, pero según yo eso fue en el trabajo de la fábrica. Con eso de que pocos ayudan a un exiliado en apuros, supongo que será el mismo sujeto pero por conveniencia ha sido pasado a este otro lugar(???). No idea.

1 comentario:

  1. Tengo sentimientos encontrados. Me agrada la escena de sexo/ pero no me agrada la situación penosa en la que Yasha pone a 329... Creo que ya dije algo así antes, no es lo mismo con consentimiento que por sometimiento.
    En fin.

    Me ha hecho el día leer estos últimos capitulos.

    Gracias! 💗

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