viernes, 7 de enero de 2022

[Exilio] Capítulo 7: En celo

Desafortunadamente su incomodidad no es parte de los primeros síntomas de un resfriado.

Es precisamente al día siguiente que 329 se da cuenta de ello. La vieja lesión en su abdomen comienza a doler y las feromonas en el aire claman mucho más que antes. Su piel está más sensible, presagiando el inminente celo.

Los ciclos de celo, que por lo general son trimestrales para los omegas, en él llegan de forma caótica. Algunas veces tiene dos ciclos en una temporada y una vez incluso llegaron con apenas un mes de diferencia. Su ciclo más reciente fue dos meses atrás. Se encerró en su habitación por tres días y por ello perdió sus anteriores trabajos. Esta vez tiene tiempo suficiente para pedir permiso por ausencia. Su jefe le mira con sospecha y rechaza la solicitud para salir antes.

—No hueles tan diferente —dice, con el aire de alguien que rechaza a un malicioso aprovechado—. No creas que puedes recibir un trato especial solo porque eres un omega. ¡Vuelva a trabajar!

329 tiene el mismo aroma, a diferencia de otros omegas que con su celo pueden hacer enloquecer a los alfas. Los omegas exiliados reciben una cirugía extra; pueden entrar en celo pero ese es su problema y de nadie más. El cambio de su aroma ya no es suficiente para provocar alborotos; por supuesto, por el bien de la seguridad pública.

Los buenos supresores son demasiado caros para 329 y los que se encuentran en los burdeles del mercado negro tienen serios efectos secundarios. No se atreve a correr el riesgo pero tampoco puede darse el lujo de perder su trabajo dos veces seguidas en un trimestre.

Es ya de noche cuando sale del trabajo. La llama en su vientre se vuelve cada vez más difícil de ignorar. Los alfas en el vagón del metro le siguen mirando. Su aroma finalmente comienza a cambiar, es más espeso. Es bastante atractivo para los alfas pero no tanto como para que alguien pierda toda la razón, solo lo suficiente como para ser una excelente excusa y prender una señal de “estoy aquí”. Se va rápidamente para no convertirse en el entretenimiento nocturno de un compañero de trabajo o de un transeúnte.

Un líquido blancuzco sigue manando, haciendo de sus pantalones un pegajoso desastre. Mientras camina rápidamente, sus pezones comienzan a ponerse duros por la fricción con la ropa. La sensación de hambre y frío lentamente desaparecen dejando solo los caprichos del cuerpo. Hacia el final, comienza a correr, esperando que el frío y el viento puedan llevarse el calor de su piel. Su habitación está cada vez más y más cerca. Solo está a media calle  atravesando el último callejón, pero es en ese momento que alguien lo inmoviliza contra la pared.

—Mira lo que encontré! —ríe entre dientes—. ¡Un omega en celo!

La alfa huele a alcohol. Una borracha, pero no tan ebria que no pueda parársele. Le entierra la nariz contra el cuello, olfateando una y otra vez como un perro hambriento que hurga en un contenedor de basura. 329 puede sentir algo insistente contra su trasero. Las piernas le tiemblan e inconscientemente se separan.

—Hay condones en mi bolsillo —dice 329 con los ojos cerrados.

La alfa ríe vulgarmente y suelta insultos diciendo que él es una perra en busca de una buena cogida. Rechaza el condón, dice que lo follará directamente en sus entrañas, que lo preñará con su semen. Le rasga el pantalón. Es difícil continuar así que saca una navaja, lista para cortar la tela en tiras.

De pronto, 329 la empuja violentamente, esquivando la cuchilla. La borracha se cae. Maldiciendo, le agarra del tobillo y lo jala hacia el piso. Furiosa, se abalanza sobre él dándole manotazos contra la cabeza.

—¿Qué intentas hacer? —ruge—Merodeando en la calle tan noche. ¡No me digas que no estabas buscando una cojida! ¡Cuando ustedes entran en celo, se tiran incluso a un perro!

Con un poco más de tiempo, quizás 329 habría buscado la ayuda de cualquiera, en tanto no le lastimaran demasiado. Con un poco más de tiempo, quizás no sería capaz de discernir quién es capaz de lastimarle. Las hormonas le convierten en un animal. Pero ahora mismo no se encuentra en ese punto. 329 la empuja hacia un lado y se pone de pie. Hacerse cargo de una persona ebria no es difícil pero…

—¿Quieres dar otro paso? —la borracha levanta la navaja y la apunta hacia su propio brazo—Corres, exiliado, y mañana te denunciaré por asalto. ¡Te enviarán directamente al Centro de Bienestar Social! Yo no tengo un omega y cuando llegue el momento, ¡podré follarte el trasero por tan solo diez créditos!

329 se queda inmóvil.

Eso es, ahí está el problema, ella puede hacerlo. Ella ni siquiera necesita dar alguna prueba particularmente sólida; los vigilantes que odian las nuevas Leyes de exilio se encargarán de todo por ella. Este tipo de cosas no es rara. Por ello, algunas veces él ni siquiera se atreve a defenderse.

La alfa se levanta maldiciendo. Le sujeta y lo estrella contra la pared. Parece que sigue enojada por ser hecha a un lado por un omega. Antes de bajarse el pantalón, levanta la mano para darle otro bofetón.

—Por favor, no—dice 329.

Un brillante rayo de luz atraviesa la oscuridad, resplandeciendo directamente sobre el rostro de la alfa. La borracha se sobresalta y rápidamente se cubre la cara con una mano.

La persona que porta la luz entra al callejón. El resplandor oscila sobre el rostro de la borracha, obligándole a cerrar los ojos con fuerza. Cuando aquella persona finalmente está lo suficientemente cerca para ser vista, la vergüenza del alfa de inmediato se convierte en furia. Ni siquiera se preocupa por mostrar modales porque solo es una persona, una jovencita. Ella está bien vestida, y con frecuencia las personas bien vestidas temen ensuciarse. Mientras se acerca, la chica juega con su comunicador, es la imagen misma de alguien que no teme a los problemas. Con tan solo agitar un poco su navaja, seguro saldrá corriendo.

—¡Mantén la nariz fuera de mis asuntos! —alega la borracha— Pequeña mocosa, ni siquiera tienes vello en… —la borracha sigue maldiciendo pero es interrumpida a mitad de la oración.

—Nunca antes lo había usado con una persona. El efecto es un poco difícil de controlar —dice Yasha mientras muestra su comunicador de muñeca y sonríe a modo de disculpa—. Pero ahora ella ya no será capaz de reportarle.

La mujer caída echa espuma por la boca, su rostro se ha puesto azul. 329 mira aturdido hacia el piso. Yasha se acera y también mira hacia abajo.

—Al año, hay muchas personas que mueren de intoxicación por alcohol. El alcoholismo es realmente una amenaza—suspira Yasha, entonces sonríe a 329—. No se preocupe, he intervenido las cámara de vigilancia.

—¿Aquí hay vigilancia? —329 levanta la vista sobre el decadente callejón.

—¿En dónde no hay vigilancia? —dice Yasha como cuestión de facto y le toma cálidamente del brazo—. No se ve muy bien. ¡Permítame llevarle de regreso!

Ella le sostiene del brazo, dejándole casi colapsar sobre su cuerpo. Después de este desastre, las rodillas luchan intentando soportar su propio peso. Con Yasha más de cerca, las feromonas también lo hacen. Finalmente, 329 confirma que el aroma a hierba probablemente es solo un perfume. Las verdaderas feromonas de Yasha tienen un aroma a leche.

Un alfa con aroma a leche.

Es bastante gracioso pero no hay lugar en su cabeza para reírse, al igual que no hay espacio para preguntarse si la persona en el piso está viva o muerta, o de lo peligrosa que es la persona a su lado, o qué tanto puede lastimarle esta. Yasha le ayuda a volver a su habitación. Él apenas y puede contenerse el tiempo suficiente; comienza a besarle en el momento en que la puerta se cierra. Los ojos de Yasha se abren en sorpresa y entonces responde de inmediato. Le devuelve el beso al mismo tiempo que le quita los pantalones, tirando de los jeans hasta las rodillas. Dentro, la ropa interior ya está húmeda.

La ropa interior es difícil de quitar ya que parece estar pegada con pegamento. Con unos cuantos tirones, la tela saturada termina a la altura de los tobillos junto con los jeans, atrapada por los zapatos. 329 no puede quitárselos enseguida a patadas, para entonces dejarle de importarle. Se quita la camisa, se acuesta en la cama y habla.

—Fóllame.

Yasha sigue su orden. 329 gime mientras es penetrado, abatiendo hacia la verga. Al final es llenado el espacio vacío en su interior. Las feromonas con olor a leche le envuelven, tranquilizando el calor de la pasión, y sin embargo, haciéndole querer más. Sus muslos tiemblan, la parte inferior de su cuerpo se encuentra demasiado débil como para soportar el peso. Yasha le da la vuelta, haciéndole quedar boca arriba.

—Con que puede ponérsele dura —la alfa jadea, agarrándole el pene.

329 está completamente mojado, al mismo tiempo que irremediablemente excitado. Su pene erecto sobresale, presionado contra su vientre. Ahora que ella ha descubierto esto seguramente habrán problemas esperándole en el futuro. Pero eso es algo para preocuparse después. 329 no quiere pensar en ello.

Honestamente, Yasha tampoco puede poner atención en ello.

El comportamiento del hombre no se parece en nada al usual. Está totalmente sonrojado, jadeando con rapidez, expulsando vapor blanco y gemidos. Está empapado de sudor desde la cabeza hasta los pies, las líneas de sus músculos suben y bajan sobre su reluciente piel, como un pez de vigorosa constitución. Es deslumbrante. Su omega se retuerce debajo de ella, rogándole por más, más profundo, más duro. Sus feromonas huelen a chocolate negro. Debe ser chocolate con licor para ser tan embriagador, piensa ella.

Él siempre ha sido dócil y distante. Yasha, una conocedora sin experiencia, creía que “fuerte y silencioso” era el sabor más delicioso. Ahora, con las piernas del hombre aferradas alrededor de su cintura, con aquel trasero girando por su propia voluntad, Yasha ha descubierto que “lascivo” también le hace salivar. La forma en que se ve mordiéndose el labio evoca ternura, y sin embargo, sus gritos y continuas suplicas también hacen que su sangre se caliente y entre en ebullición. La forma en que se ve soportando dolor es encantadora, la forma en que se ve cuando el placer le roba el autocontrol es completamente adorable… en definitiva, él ha establecido el estándar para la perfección. Él es el estándar.

La voz de 329 no puede ser descrita como dulce. Su aspereza siempre conlleva una sensación de emoción reprimida, o la hosquedad de un sollozo. Ella piensa que es tremendamente sensual. Su cuerpo chupa el órgano de Yasha. Las embestidas emiten sonidos ininteligibles de resistencia y cuando sale, él produce gemidos de urgencia. Yasha se inclina y le lame los pezones; él salta como si tocara un cable de corriente eléctrica, elevando el pecho hacia el frente para recibir las lamidas y mordidas. Las hinchadas protuberancias de carne están tan duras como un pequeño trozo de cartílago, y ligeramente saladas al gusto. Las feromonas de su omega la envuelven. La enloquecen.

Una vez más, se encuentra cerca de la cavidad reproductiva. Esta vez, la apertura no está completamente cerrada; la succiona, parcialmente rechazándola y parcialmente invitándola . El corazón de Yasha está impaciente.

—¿Quiere que entre? —pregunta.

—Sí, por favor, hazlo, fóllame —dice 329, asintiendo frenéticamente.

Ella arremete, chocando contra aquella abertura. El esfínter interior está más suelto que la vez pasada. Follarlo se siente de maravilla. La cabeza le da vueltas; lo abotona de inmediato.

Y bajo ella, el omega tiene espasmos por todo el cuerpo debido a la intensa cantidad de sensaciones; es como un casete atascado, tragándose todos los sonidos. Ella ve su boca abierta, la rosada lengua temblando en el interior, la saliva goteando incontrolablemente y la manzana de Adán fluctuando. Le preocupa que no pueda respirar.

—Respire, no se ahogue —dice Yasha empujándole suavemente pero 329 no responde, como ausente, Yasha le da otro empujón—. ¡Diga algo! —jadea ella.

Sus labios se mueven como si escuchara. Se humedece los labios y habla con dificultad.

—Más hondo, fólleme hasta la muerte… ah… soy una puta dilatada, una perra que cualquiera puede follar… un sucio animal… no valgo nada… por favor, hágalo… por favor…

Por fin ha hecho un sonido pero sigue temblando, sus gemidos parecen más sollozos. Esta vez, 329 no se está aferrando a las sábanas. En algún punto, se ha cubierto los ojos con el dorso de la mano. Cuando Yasha le aparta el brazo, descubre que en realidad está llorando.

Es posible que llevase un tiempo considerable llorando. Las lágrimas y el sudor se han mezclado siendo indistinguibles. Yasha le aparta la mano. Él abre los ojos, no mira a Yasha, tampoco mira algo en particular, simplemente tiene los ojos abiertos. Sus ojos azul grisáceos muestran deseo, sí, pero también algo más. Yasha lo reconoce. Son ojos desesperados hasta el punto de la rendición.

Esto asusta la asuata. Si el abotonamiento de un alfa fuese capaz de retroceder a mitad del proceso, podría haberse preocupado menos.

—¿Qué pasa? ¿Está bien? ¿Le lastimé? ¿En dónde le duele? —pregunta Yasha.

La respuesta correcta es, «se siente genial, tu verga es fantástica, estoy llorando porque se siente muy bien».

A decir verdad, 329 no puede imaginar qué es lo que se siente tan bien como para llorar. Él nunca lo ha experimentado. El celo le provoca un estado de locura, pero ello no puede ser llamado placer; es simple desenfreno, como saltar desde un lugar alto.

Si no puede controlar su celo entonces tiene que aceptarlo, eso es todo lo que puede hacer. Ojos verdes, cabello rojo, los colores giran en espiral, las palabras giran en espiral, ligeras como cardos adheridos a él, penetrando en los lóbulos de sus pulmones; no puede quitárselos de encima. Risa, risa desdeñosa, risa estridente, risa burlona. «Es una tortura si no lo follamos, sucia perra, levanta el trasero, sí, así es, ¡jajajajaja! ¡Míralo! Tienen que estar locos para dejar que un omega les mande. ¿Quién habría pensado al mirarle que podría hacer este tipo de expresión? ¡Abre las piernas, si quieres una jodida necesitas esforzarte más! Despreciable animal, ¿crees que te lo mereces...?»

Está llorando. En un momento como este, por supuesto que puede llorar, puede gemir, puede rogar, porque eso es lo que hacen los omegas, porque su dignidad ya ha sido destrozada, su vergüenza completamente al descubierto. Unas cuantas lágrimas no hacen la diferencia. Gime más fuerte, arrodíllate, mueve el trasero, tírate en el lodo, y con ello no seguirán pisoteándote. Si admites que eres un perro, no seguirán despojándote de la parte de ti que es un hombre. A nadie le importa; a ellos no les importa él y tampoco a él les importa ellos. Una parte de si se cierne sobre esta absurda farsa, mirándose  sí mismo aullar, sollozar, rogar. No está revelando ninguna debilidad; solo es un cuerpo carnal ahogado en hormonas y sensaciones, un vil animal. Él es nada, sin esperanza, sin decepción. Todo se fue con la cirugía. Así que todo está bien. Él no está aquí. Nadie puede seguir pisoteando su alma. No puedes lastimar algo que no existe.

Pero Yasha le sujeta.

Ella le aparta la mano, le mira a los ojos y le habla presa del pánico y sin saber qué hacer, «¿qué pasa? ¿está bien?», como si valiera la pena preocuparse por estas respuestas psicológicas. Él tarda un poco en responder, pierde el momento adecuado. Ahora, 329 no tiene forma de decirle en la cara que él ha sido follado bastante bien. Ese es el rostro de una chica hermosa; a pesar de estar bañado en sudor, es como un lirio cubierto de rocío. Ella tiene el rostro sonrojado y con una expresión de preocupación intenta preguntar, intenta consolar, intenta tratarle como persona.

Los dos han conversado. Han comido juntos. Ella se sentó en la cama balanceando el pie, ella le ha mirado a los ojos y le ha hablado, le ha tomado del brazo, ha tarareado con él una melodía. Dijo, «¡Lo modifiqué yo misma!», dijo «Tengo cuatro hermanos y hermanas mayores». Y entonces, 329 le contó sobre sus padres. Prácticamente se conocen el uno al otro. El estómago de 329 comienza a tener espasmos violentos. De pronto, siente unas dolorosas nauseas.

Las sensaciones de vergüenza y auto respeto que había creído muertas braman melancólicamente. Es como ser asesinado una segunda vez. Lágrimas fluyen y de nuevo se cubre el rostro con la mano. Esta vez, sin importar cuánto intenta Yasha, él no la quita. La parte más graciosa es que, incluso mientras solloza, sigue a mitad del celo. Sus fluidos se filtran por todas partes. Abajo, sigue chupándola. Mientras Yasha intenta averiguar qué anda mal, debido a sus movimientos hacia atrás y hacia adelante, el pene atrapado entre ambos eyacula.

Mira, no importa si es placer o dolor, con disposición o sin ella, todo termina de esta forma, siempre es lo mismo.

Mientras tiene el orgasmo, 329 comienza a reír histéricamente. Esto asusta muchísimo a la alfa que tiene encima.

— ¿Duele? — pregunta, aún más insegura—. ¿Se siente mal? ¿No entro hasta allá la próxima vez?... ¿Quiere un poco de agua?

No, a decir verdad, se siente bien. Ha sido mucho tiempo desde que 329 se corrió durante el sexo. Él se acurruca, se cubre la cara, esperando que ella pueda perdonarlo, que deje de hacer preguntas, que deje de hablar. Se acurruca, deseando estar solo, deseando poder desaparecer.

—Lo siento, no fue a propósito… no lo haré la próxima vez, ¿está bien? —dice la chica débilmente, obviamente no entiende por qué está llorando. Él no puede culparla. Incluso si 329 intentase explicarle, no podría hacerlo.

Después, Yasha deja de hablar. Le rodea la cintura con un brazo y le acaricia la espalda con la otra mano. En la tranquila habitación, los sollozos son tan fuertes como latigazos. 329 lucha intentando regula su respiración. Se dice a sí mismo que esto también pasará.

*

Traducción al español: Siboney69
Traducción al inglés: Selstarry

Nota de traducción:
-Tú(你, ni) y Usted(您, nin): Hacia el final, en la parte donde Yasha le pregunta a 329 si quiere agua, en el raw ella usa “ni” pero no sé si se trata de un error de escritura o si por la ansiedad/preocupación, es que ella de pronto deja a un lado las cortesías. Por ello también en la parte donde 329 parece no poder respirar, pensé en también dejar el informal pero en el raw no hay pronombres en esas frases así que no sé si estaría bien hacer tales suposiciones. Para no meterme en complicaciones, se quedó en formal.

Por otra parte, lo que sí note es que cuando 329 está en su momento de delirio-orgásmico(??), él usó “请您”, por ello agregué un formal en esa frase.

- Follar, coger, joder: En este capítulo usé estas tres palabras como sinónimos. Hubo momentos en que me pareció que el simple “follar” no era tan estruendoso, tan crudo como lo ameritaba la situación. Díganme si les gusta o les confunde (debido al español de su región).

Comentario personal: Y vamos por la… cuarta escena de smut. Espero la disfrutaran. A mí me causó tristeza 329, especialmente su pensamiento al final, “esto también pasará”.

Les cuento que me recordó a una película que recientemente vi. Quizás la conozcan, se llama “Drive my car” (adaptación de una historia corta de H. Murakami). El año pasado vi una publicación sobre la película porque me cae bien el actuar que aparece como protagonista (Para quien le suene, sale en la adaptación en drama del manga “What Did You Eat Yesterday?”), pero como siempre, lo olvidé y pasó. No es que hace unas semanas que me encontré con la película con subtítulos en inglés y ahí voy. Cuando vi su duración de 3 horas… uf! casi abandono. Pero no, aunque con pausas, la vi completa y me gustó.  

La razón para mencionar esto es que la trama hace mención de una obra de Chejov y la escena (casi) final del film pertenece a la obra. Bueno, si no les importa el spoiler, les dejo una cita del dialogo final de la obra de teatro…

VOINITZKII (a Sonia y acariciándote el cabello con la mano): ¡Niña mía!… ¡Cuánto sufro!… ¡Oh, si supieras cuánto sufro!
SONIA: ¡Qué se le va a hacer!… ¡Hay que vivir! (Pausa.) ¡Viviremos, tío Vania!… ¡Pasaremos por una hilera de largos, largos días…, de largos anocheceres…, soportando pacientemente las pruebas que el destino nos envíe!… ¡Trabajaremos para los demás —lo mismo ahora que en la vejez— sin saber de descanso!… ¡Cuando llegue nuestra hora, moriremos sumisos y allí, al otro lado de la tumba, diremos que hemos sufrido, que hemos llorado, que hemos padecido amargura!… ¡Dios se apiadará de nosotros y entonces, tío…, querido tío…, conoceremos una vida maravillosa…, clara…, fina!… ¡La alegría vendrá a nosotros y, con una sonrisa, volviendo con emoción la vista a nuestras desdichas presentes… descansaremos!… ¡Tengo fe, tío!… ¡Creo apasionadamente! ¡Ardientemente!… (Con voz cansada, arrodillándose ante él y apoyando la cabeza en sus manos.) ¡Descansaremos! [...]¡Descansaremos!… ¡Oiremos a los ángeles, contemplaremos un cielo cuajado de diamantes y veremos cómo, bajo él, toda la maldad terrestre, todos nuestros sufrimientos, se ahogan en una misericordia que llenará el Universo! … ¡Y nuestra vida será quieta, tierna, dulce como una caricia!… ¡Tengo fe!… ¡Tengo fe!… (Secándole las lágrimas.) ¡Pobre!… ¡Pobre tío Vania!… ¡Estás llorando! (Entre lágrimas.) ¡Tu vida no conoció la alegría…, pero espera, tío Vania, espera!… ¡Descansaremos! (Abrazándole.) ¡Descansaremos! […] ¡Descansaremos! (El telón desciende lentamente.)
” [Obra: Tío Vania (Diadia Vania) ; Trad.: E. Podgursky]

Bien, el capítulo y la cita son todos deprimentes, así que les dejaré un par de canciones random para animar el mood.


Gracias por sus visitas y/o comentarios, etc.
¡Hasta la próxima!

P.D: Sorry, sé que nuestro protagonista es rubio... pero soy pésima encontrando imágenes relacionadas... así que esto fue lo que salió.

2 comentarios:

  1. Me faltó comentar este! Ohpordios ohpordios ohpordios. Siempre he sentido especial atracción por el tema del poder en las relaciones, pero aquí se siente tan injusto... Ya ni siquiera se trata de una lucha de poder, no hay, es una imposición, es un cosa totalmente injusta... y lo hace más incomoda el "buen trato/interés" de la chica, es mórbido. 329 está perdido y triste. La cita que compartiste al final está tan a la par... y lo volvió todo más triste. Por ahora sólo puedo pensar que el protagonista está desamparado y es completamente infeliz. Oh! Y creo que no leo bien porque todo el tiempo lo imaginé moreno XD Ah! A pesar de todo me gustó la escena de sexo, jajajajaja... No vino la desubicada.

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