domingo, 30 de enero de 2022

[Exilio] Capítulo 15: De princesa a reina

—Lo logré.

Los ojos de 329 se abren por completo.

Él ha dormido bastante mal. Incluso en la cama más cómoda, el embrollo en su cabeza no le permite descansar en paz. A veces tiene sueños borrosos de disparos y aviones. Esos no son recuerdos, son solo las repeticiones de las grabaciones que vio antes aquel día.

Pero esto… incluso en la penumbra de la habitación, este es un rostro tan radiante como un día de primavera, y la mano que acaricia la mejilla de 329 claramente no se trata de un recuerdo ni de un sueño.

Es Yasha.

Ella se sienta a horcajadas sobre 329 y se inclina para descansar su frente contra la de él. Están tan cerca que 329 puede percibir el aroma a hierba verde y leche. El olor familiar hace que sus ojos se llenen de lágrimas. Solo ahora, en este momento, se da cuenta de que ha extrañado a su alfa. Ha sido mucho tiempo desde la última vez que tuvieron intimidad, y han pasado tantas cosas mientras tanto que se siente como una vida distinta. Solo cuando los labios de Yasha le recorren desde la barbilla hasta sus labios, brindándole besos castos, 329 se siente exhausto. No quiere hablar.

Solo abre la boca.

Como su recibiera una invitación, Yasha le toma el rostro entre sus manos y le lame. Su suave y ágil lengua gira sobre la de él, haciendo un completo recorrido de la membrana interior de la boca, apasionada pero sin ser sexual, como un gato domestico frotándose contra tu pierna, jurando cubrirte con su aroma. Sin pensarlo, 329 le toma de la cintura. Es tan flexible como siempre, desarmada y sin blindar. Con una mano, Yasha se desata el cabello. Cabello rojizo cae como una cascada, bloqueando el cielo estrellado sobre 329. Él cierra los ojos, permitiendo que la cortina roja cubra su línea de visión.

De pronto siente una profunda somnolencia, a modo de ganado con los ojos vendados y descendiendo en el autoengaño mientras se prepara para caer en un sueño profundo en la oscuridad. Está demasiado cansado. Incluso cuando la persona que tiene encima le agarra del cuello, incluso cuando su garganta tiene dificultades para respirar, incluso así no lucha, ni siquiera abre los ojos.

Crack.

El sonido de algo que se parte rompe el silencio. Por un momento, 329 piensa que es su columna vertebral la que se ha roto. Pero la presión desaparece de su cuello. De nuevo puede respirar. Hay algo… los ojos de 329 se abren por completo y ve rota una banda metálica en la mano de Yasha.

El collar de los exiliados que había subyugado a 329 por casi dos años, y debería seguir ahí por otros treinta más, ha sido roto simplemente así. Debería de haber sido indestructible. Debería de haber terminado con su vida en el momento en que fuese dañado. Pero nada pasó. Yasha está usando su guante militar. Sus delgados dedos se aprietan y la banda de metal es hecha añicos, salen chispas debido a sus componentes electrónicos. Ella lo arroja a un lado como una bola de papel basura.

329 jadea para tomar aire. Su cuello no ha estado expuesto al aire en largo tiempo, se siente frío, entonces caliente; la boca de Yasha se acerca a su manzana de Adán, despojándole de la posibilidad de poder moverse, como un gato siendo sujetado por el pescuezo. Una gran cantidad de preguntas luchan por salir de su boza que por un momento ninguna de ellas logra escapar; es Yasha quien sigue hablando. Entre besos, susurra, «está bien, ha terminado, shh».

—Dentro de dos años seré Cónsul —dice.

—Mataste a tu hermano —dice 329. No es una pregunta.

—Sí, lo maté —se detiene Yasha para entonces continuar—. Murió lentamente y con dolor.

Es el mismo tono de voz que usó cuando anunció que ella misma había modificado su motocicleta.

329 siente frío. Está completamente despierto. ¿Qué tipo de persona hablaría sobre matar a un familiar como si presumiera de ello? ¿Será que las élites están acostumbradas a que la familia se vuelva contra sí, o solo se trata de Yasha? Él sabe que debería mantener la boca cerrada pero su boca tiene otras ideas.

—¿El próximo año vas a matar a tu padre? —pregunta.

—No, de cualquier forma él pronto morirá —explica Yasha—. Mi hermana mayor es una beta. Mi hermano mayor era dos años menor que ella y fue presentado como un alfa dos años después de que mi hermana fuese nombrada heredera. Hace unos años, mi hermana tomo medidas drásticas. Desafortunadamente, mi hermano tuvo la misma idea y eligió el mismo momento… al final, uno de ellos murió y el otro será prisionero de por vida. Ya que ambos envenenaron a mi padre, incluso el mejor cuidado médico solo puede prolongar su vida unos cuantos años.

Por lo visto es una costumbre de la élite.

—Todo mejorará —dice Yasha en un tono consolador. Sus ojos brillan con emoción, como si compartiera con él muy buenas noticias—. Dentro de dos años, seré Cónsul. Deme un año más para hacerme cargo de todo lo demás y entonces nos podremos casar. Dentro de veinte años tendremos hijos; viendo la tecnología actual, dentro de diez años serán capaces de crear para nosotros un bebé biológico pero yo no creo que sea una buena idea tener a un heredero con una edad tan cercana a la mía. Podemos discutir esto más adelante. Tenemos tiempo de sobra. Nuestro bebé tendrá sus ojos. Me gustan sus ojos.

Ella habla con mucha confianza como si el futuro ya estuviese determinado. Suena como una locura pero lo más delirante es que 329 cree en parte que ella podrá hacerlo. Agita la cabeza, no sabe si es para refutarla o para persuadirse a sí mismo.

—¡Solo tienes quince años! —dice 329.

—Dentro de un mes cumpliré dieciséis —dice Yasha con un puchero.

—Solo tienes quince —dice 329, como si estuviera inmerso en un sueño.

—¿Y qué? —la mirada de Yasha es ferviente—. Tengo quince. Maté a mi hermano, “persuadí” a mi padre, me hice cargo de la facción rebelde. Dentro de dos años, seré la Cónsul más joven que jamás haya existido. Tenía siete cuando le vi por primera vez. Le he amado más de la mitad de mi vida.

—Tienes por delante muchos más quince años —dice 329 con desesperación.

Esto no puede ser real. El joven Edén había querido ser comerciante, maestro, científico. Al final, se unió al ejército rebelde y pasó la mitad de su vida volando alto en los cielos antes de caer a la tierra, dejando solo un cuerpo destruido y recuerdos hechos trizas. La joven Yasha, estudiosa del amor y las intrigas, ya es sumamente extraordinaria a sus quince años. En el largo tiempo que le resta de vida, ¿estará realmente satisfecha con lo que tiene?

Eso no sucederá. Todos cambian.

—Usted no me cree —suspira Yasha, sus ojos se vuelven distantes como si recordara algo—. Todos los adultos son así. No creen que las palabras de un niño son dichas enserio.

Solo un niño diría eso, piensa 329.

—Cuando tenía trece, dije que mataría a cualquiera que le tocara —dice Yasha, enunciando cada palabra—. Mi hermano no me creyó.

A decir verdad, el hermano de Yasha no guardó en su memoria lo que ella dijo.

Nadia recuerda lo que ella dice. Nadie lo toma en serio. Solo la propia jovencita es la que nunca olvida. Ella recuerda los gritos al otro lado de la puerta, los aullidos de su lado de la puerta; sus aullidos. Ella chilló, rogó, berreó histéricamente hasta atragantarse y no poder respirar. Era la primera vez que había llorado desde que cumplió la edad suficiente para entender las cosas. Antes, nunca había derramado una sola lágrima. Si siempre puedes tener todo lo que quieres presentado ante ti con un moño, es natural que siempre seas dulce y elegante como una dama.

Jamás imaginó que podría llorar así. Sus ojos prácticamente se habían derretido en sus lágrimas. Su garganta ardía. Sus mejillas y cabeza hervían, la rabia de la traición le quemaba como vapor, casi brotando de sus ojos y garganta.

—¡Lo dijiste! ¡Lo prometiste! —grita ella— ¡Él es mío! ¡Papá! ¡Le amo! ¡Devuélvemelo!

La pequeña princesa había sido tan bien educada que ni siquiera podía pronunciar maldiciones. Todo lo que pudo hacer fue aullar algunas cuantas palabras, una y otra vez. Una silla acolchada la mantenía en su lugar para que no fuese a atravesar la puerta ni se lastimase a sí misma por accidente. Le estaba dando al Cónsul un dolor de cabeza con sus sollozos y gritos, por lo que incapaz de soportarlo más, golpeó la mesa, sobresaltando y haciéndola callar a su hija mejor quien jamás había recibido tal tratamiento.

—¡Ya basta! —demanda. Reuniendo la paciencia suficiente para hilar unas cuantas palabras de consuelo—. No hay escases de estos omegas para procrear. Simplemente no puedes tener este. Mañana te daré diez como él. ¡Puedes elegir al que quieras!

Su madre frunce el ceño ante la expresión ‘estos omegas para procrear’, pero solo da un pequeño y respetable suspiro, sin intención alguna de querer hablar. Yasha voltea a mirarle con incredulidad pero su madre le reprende en voz baja.

—Llorando y gritando así, solo estás haciendo una escena.

—¡Me lo prometió! —solloza Yasha—. ¡Mintió… mamá! ¡Haz que se detengan! ¡Ellos están…

—No le hables a tu padre con ese tono de voz —dice su madre con el ceño fruncido, dándole un pequeño manotazo en el dorso de la mano—. Esto es un asunto serio. Déjaselo a tu hermano.

Nadie se pudo de su lado.

Fuera de la puerta estaban los padres de Yasha; ella era su hija más preciada. Dentro de la puerta estaba el único hermano sobreviviente de Yasha, un hermano que la apreciaba. Todos la apreciaban, Yasha nunca había dudado de ello, hasta ahora. Todo estaba mal. Sus más confiables seres queridos se habían apoderado de la estrella que ella había perseguido durante varios años; arrojándola al suelo y pisoteándola hasta hacerla añicos sin siquiera pestañear.

En este momento, Yasha se dio cuenta.

Ella no había sido traicionada. Esto es lo que significa ser apreciado. Papá apreciaba a sus consejeros, mamá apreciaba a sus bailarines, su hermana mayor apreciaba a sus actores, su hermano mayor apreciaba a sus perros de sangre pura, su segundo hermano apreciaba a sus amantes… todos ellos la apreciaban a ella. Los juguetes y herramientas dependen de su propia apariencia e ingenio para ganarse el favor de los demás, mientras que ella depende del linaje con el que nació. Ella pudo disfrutar de todos los regalos que le llovían encima desde los cielos pero se había olvidado que todo ello no era nada más que huesos que le fueron arrojados por un dueño.

Ser apreciado es my sencillo y sin complicación, pero vaya, solo puedes esperar las limosnas de los demás. Solo puedes tener lo que eligen darte.

La pequeña princesa Yasha no pudo tener a su Edén porque aquel que es apreciado no tiene nada.

*

Traducción al español: Siboney69
Traducción al inglés: Selstarry

Comentario personal: Lo siento, a pesar de que este capítulo es más corto que los anteriores, me tardé en traducir porque he estado invirtiendo el tiempo en otras cosas. En fin, en este capítulo hasta sentí pena por Yasha… (¡se lo prometieron! ¡su juguete!... tsk, tsk, tsk…)

En fin, 3 capítulos más.

Por sus vistas, lecturas y/o comentarios, gracias.
¡Hasta la próxima!

P.D.: Para aquellos que les interesó la nota sobre Silk Labo, ya busqué el artículo y traduje un poco del mismo. Pueden leer ya el comentario editado del cap. anterior.

2 comentarios:

  1. Gqkfooqoa realmente me encanta esta historia, retorcida pero me gusta idk
    Espero y todo termine bien, se que eso es algo muy relativo, pero deseo que Eden pueda tener paz, ficticia o no, en fin, tranquilidad 🤧

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  2. Vaaaya,que chica... La cosa extraordinaria de esta historia de obsesión es, para mí, que se trata una chica teniendo cautivo a un hombre... de alguna forma eso tiene algo de atractivo.
    Gracias!

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