domingo, 23 de enero de 2022

[Exilio] Capítulo 13: El Comandante Edén está muerto

329 ve un cielo estrellado.

Por un momento no recuerda lo que pasó, solo piensa que está en el exterior. Rápidamente se da cuenta de su error. Las estrellas sobre su cabeza centellean en un cielo nocturno azul profundo, parece la viva imagen del cielo en la épocas pasadas que ahora solo se ve en los documentales. El cielo nocturno hecho por el hombre en el Área protegida es monótono e inmutable, mucho menos cautivador que esta deslumbrante extensión de… techo.

Sin pensarlo, 329 tienta las sábanas de la cama. Al igual que las cobijas, son tan suaves como las nubes. Él recuerda lo que pasó antes de perder la conciencia, el rayo de luz, Yasha, el lunático. Se encorva. Levanta la parte superior de su cuerpo e inspecciona la habitación desconocida.

—Buen día, señor. ¿Le gustaría un trago de agua?

La voz del joven parece provenir de todas partes; 329 no ve a alguien o algo. La voz es muy uniforme, extrañamente conocida y desconocida al mismo tiempo. Instintivamente, tiene escalofríos y mira a su alrededor con brusquedad. Lentamente la habitación clarea con una suave luz de lámpara, se ilumina una cómoda y espaciosa habitación. Hay muchas cosas que él no reconoce pero está seguro que definitivamente no son suficientes para esconder a una persona.

—¿Quién eres? —pregunta 329 a la habitación vacía—. ¿En dónde estás?

—Soy el mayordomo virtual de Yasha —responde la voz sin inflexión—. Si lo desea, puedo aparecer en mi forma física simulada.

La sensación de que algo anda mal se vuelve cada vez más intensa, aporreándole las bolas, a pesar de que en primer lugar él mismo no tiene idea de lo que le molesta. Toma el vaso con agua que aparece en la mesa de noche y da un par de sorbos.

—No sabía que los mayordomos virtuales realmente existen —murmuró para sí.

—Desde la rebelión de la Inteligencia artificial que provocó el Desastre, todos los sistemas de asistencia son creados sin hiperinteligencia y reformateados de forma periódica. Por favor, no se preocupe —dice el mayordomo virtual—. E-029 está a su servicio.

E-029, 329, ambos suenan como si formaran parte de la misma línea de ensamblaje. Es ligera burla de uno mismo no aterriza de forma tan sencilla como lo hace generalmente.

—¡Aparece! —grita 329— ¡Déjame verte!

El mayordomo virtual accede a la solicitud.

En la habitación se solidifica una proyección a tamaño real y con los pies sobre el sueño. Tiene ojos azules, cabello dorado, rostro atractivo, y viste una chaqueta de aviador con cuello de pelaje. La ropa es práctica pero falta es estética, no cumple con las regulaciones de la Fuerza aérea del Área protegida pero en su rostro hay una perfecta sonrisa de la industria de servicios, como un modelo de superventas en una exhibidor de cristal.

329 salta.

No se da cuenta que ha dado un salto desde la cama hasta después de hacerlo. Y cuando se pone de pie, se da cuenta es ligeramente más bajo que E-029. 329 se detiene, entonces lentamente endereza su habitualmente encorvada columna vertebral. Ahora tienen la misma altura.

Si escuchas tu voz en una grabación, notarás que tu propia voz no suena como de costumbre.

Suena conocida y desconocida a la vez.

El mayordomo virtual está parado ante 329, equipado con su voz y rostro, como si fuera una perfecta imitación; 329 puede considerar esto como algún tipo de broma común para recibir a los invitados. Pero él está muy consciente de que su propia voz es más áspera, su cabello es más gris, su rostro ya no es tan juvenil. Un espejo que distorsiona el tiempo parece estar parado entre ambos. Los dos rostros son muy similares, dejando a un lado los años que les separan.

—¿Quién eres? —pregunta 329 incierto.

—Soy el mayordomo virtual de Yasha, E-029, a su servicio —responde el mayordomo virtual.

—Tú… originalmente…—329 traga con dificultad—, ¿a partir de qué estás modelado?

—Grabación número 207, de hace siete años y seis meses atrás —responde impecable el mayordomo virtual.

Él no recuerda nada de hace siete años. La cirugía mutiló en su cabeza más de una década en tiempo. Esa cosa le mira como si esperara más preguntas. 329 no está seguro si realmente quiere preguntar y escuchar la respuesta. Se deja caer para sentarse en la cama una vez más, entonces repentinamente se vuelve a incorporar, deja a un lado el vaso que accidentalmente derramó y camina hacia la puerta.

La puerta se abre para él silenciosamente.

Fuera de la habitación está un corredor que lleva a una sala aún más grande y más allá está otro largo corredor con puertas a cada lado. Parece un viejo cuento de hadas; una casa enorme, incontables puertas, la asustada novia de Barba azul. ¿Cuál puerta manchará de sangre su llave? 329 se da la vuelta. El mayordomo virtual sigue detrás de él, dando pasos reales con pies inexistentes.

—Puede abrir cualquiera de las puertas —dice —. La señorita Yasha espera que pueda sentirse como en casa.

Ciertamente, en las próximas dos horas, 329 abre cada una de las puertas, cada habitación es abierta para él, pero no hay una salida.

Algunas de las habitaciones parecen ordinarios, demasiado ordinarios, como una habitación simple de un plebeyo que ha sido arrojado en esta lujosa mansión. Algunas habitaciones parecen una galería de museo, con vitrinas de alta tecnología llenas de asombrosas exhibiciones. Quién imaginaría que aquellos pedazos de ropa, botones, colillas de cigarro y casquillos de bala tendrían algún valor de exhibición. La mayoría de las habitaciones hacen que 329 sienta una aterradora intimidad. Otras están cubiertas con notas, fotografías y recortes de periódico, todas tratando sobre el mismo hombre.

Piloto. Criminal buscado. Salvador. Elemento subversivo. Comandante. Dirigente del ejército rebelde. Luz de esperanza. ‘Santo omega’ de las clases bajas. Estrella guía. Puta endemoniada. Títere engañoso…. Eden Mitchell.

Ese es el nombre de 329.

Nadie nace con un número por nombre. Su nombre es Edén. Significa “luz y felicidad”, su padre le había contado, “el Jardín del Edén del Antiguo testamento”.

De pronto ríe, ríe hasta no poder respirar. No sabe si se está riendo de su propio nombre o del hombre en lo recortes de periódico, un hombre que ya no existe. ¿Quién es ese? ¿Quién es? Un completo y absoluto extraño, el objeto de obsesión y encaprichamiento de la dueña de esta mansión, el hombre que rentó el cuerpo de 329 en los años que él perdió; no, él es el dueño de esta casa, él es el alma que posee este nombre, esta identidad, este cuerpo.

Edén ríe, tiembla, llora. Su cabeza duele. Puntos de luz y oscuridad bailan en sus retinas. Sangre caliente gotea de su nariz y cae en las tablillas del piso. Siempre es así cuando intenta recordar cosas. La cirugía no “esconde” los recuerdos. Incinera lo que no debe existir y esparce las cenizas, dejando solo un hoyo negro con dolor en el interior y nada más. 329 mira aquellas historias lejanas y no recuerda absolutamente nada.

Pasa largo tiempo en la habitación con la computadora.

La computadora está llena de innumerables cortos de video, los proyecta en la gran pantalla. En el verdadero cielo gris polvoriento fuera del Protectorado, el piloto Edén ríe a carcajadas y muestra el dedo medio ante la cámara de supervivencia en la luna artificial, antes que la toma sea tragada en una gloriosa explosión. Comandante Edén, condecorado con medallas, pronuncia un apasionado discurso frente a la cámara, sus ojos azules brillan y es como si la luz y las miradas de todos sean atraídas hacia él.

Luz y sombra parpadean a lo largo de los rostros de su audiencia. Hay tres rostros similares en esta habitación, pero al mirar más de cerca, ninguno de ellos son completamente iguales. El mayordomo virtual mantiene una sonrisa impecable, deferente, cortés, perfectamente diseñada hasta incluso el ángulo inferior de las comisuras de la boca. 329 tiene canas y arrugas; el agotamiento pesa sobre su ligeramente encorvada columna. Escucha su voz clamando en el nombre de los derechos humano y el amor. Las palabras brotan de un corazón lleno de energía, cargados con pasión y fuego. Caen en sus oídos sin provocar un solo chapoteo.

329 no siente nada.

No se siente feliz, incitado, esperanzado o enojado. La cirugía usada para reformar a los criminales es un completo éxito. Su sangre enfriada ya no puede resonar con la luz y el calor. 329 siente una oleada de afición, no tanto como lastima por uno mismo, más bien “simpatía”.

Simpatiza con aquel hombre. Ve, incluso una figura de leyenda como él, no se salvó al final.

El Comandante Edén está total y verdaderamente muerto.

*

Traducción al español: Siboney69
Traducción al inglés: Selstarry

Comentario personal: ¡Y las respuestas llegaron!
Ya sabemos el nombre de 329 y más pistas sobre su pasado.
Más sobre él y Yasha... ¡en el próximo capítulo!

Gracias por sus visitas y hasta la próxima.

1 comentario:

  1. Ay no.
    Es muy fea esa parte de la cirujía... no hay nada. Qué ganas de chillar :(

    ResponderBorrar