domingo, 9 de enero de 2022

[Exilio] Capítulo 8: Paseo nocturno

El celo de un omega llega una vez por temporada, con duración de tres días en los cuales las olas de necesidad suben y bajan como una marea. Sin un alfa, las pausas entre ascensos son muy cortas, suficientes para atormentar a alguien hasta el agotamiento. Pero con un alfa copartícipe, es mucho menos severo.

Por dos noches seguidas, Yasha se quedó en la habitación rentada, permaneciendo al lado de 329 durante casi todo el periodo de celo. Algunas veces se marchó por un tiempo pero siempre volvió antes de que 329 entrase en otro ascenso. Colocó un colchón de aire al lado de la cama plegable, manteniendo la misma altura, y entonces agregó varias capas de cobijas para crear una enorme y suave cama. Solemnemente rebota en ella, como si tanteara su solidez. Pero entonces rueda de un lado a otro de la misma, lo cual probablemente ya no tiene mucho que ver con probar algo.

Mientras se entretiene con la cama, 329 se encuentra en la pausa entre dos picos. Su piel sigue sensible pero su deseo ya no es tan abrumados como en el periodo de ascenso. Sosteniendo la taza que Yasha le entregó, está parado tranquilamente a un lado tomando la bebida energética que ella le trajo. La bebida caliente sabe bastante bien, incluso sin saber qué es; a 329 no le importa saber, especialmente lo relacionado al precio. Observa a Yasha arreglando la cama con la satisfacción de alguien que va a un campamento de verano. Esta chica criada entre lujos no muestra más que curiosidad al experimentar la vida en un departamento barato, manteniendo de muy buen humor durante los últimos tres días. Gracias al cielo y a la tierra, no ha indagado más sobre la crisis nerviosa que tuvo 329 la primera noche.

—Es como un sueño —dice Yasha una vez antes de dormir.

Justo en ese momento, ella está abotonada en el interior de 329. Los dos están acostados de lado, Yasha a espaldas de 329 con la cabeza presionando contra su espalda, difusa y cálida. Han sobrevivido a tres días obscenos. A decir verdad, no hay mucho que puedan hacer en un espacio así de pequeño. Yasha proporciona toda la comida (a ella no le gustan los panecillos comprimidos). Alguna veces se va para bañarse (o se asea usando su tecnología, quien sabe, de cualquier forma no le gusta el baño de aquí con el irregular suministro de agua caliente). Ella no sabe cómo peinarse y le pide a 329 que le recoja el cabello; su trabajo manual es muy poco impresionante. 329 no piensa que estos últimos días sean un tipo de fantasía de ensueño. Una habitación destartalada y un omega que no tiene un olor especial. A lo mucho es adecuado.

Su periodo de celo sigue su curso sin problemas. A la tercera mañana, se encuentra con que Yasha y el colchón de aire han desaparecido sin dejar rastro. Ella solo dejó una nota de papel. Como antes, no hay palabras escritas en él, solo un pequeño corazón. 329 se va a trabajar, sintiéndose enérgico y renovado en una forma que no había experimentado por mucho tiempo, una agradable ventaja de tener el cuerpo de un omega. Su celo no fue como estar en el infierno; honestamente esta es la primera vez que ha sido así en su memoria mutilada.

Durante todo el mes siguiente, 329 no ve a Yasha. Algunas veces piensa en ella; algunas veces incluso siente una extraña sensación de preocupación, se pregunta si una alfa así de joven podría haber terminado con problemas de salud debido a aquel nivel de indecencia. Entonces se da cuenta de que son preocupaciones son infundados. Las personas de élite incluso tienen vacunas contra las enfermedades de transmisión sexual.

Lo más probable es que se ha hartado de él, como un comensal que ha comido demasiado de un único platillo en una sola sentada y por ello ha perdido todo el apetito de continuar; incluso si no juraron un para siempre, necesitarían de un par de años antes de poder tocarse de nuevo; si en aquel punto aún se recuerdan. De esa forma es que la gente rica busca diversión fresca. Tienen demasiadas opciones.

Pero al mes siguiente Yasha apareció de nuevo con su motocicleta.

Esta vez, es ya muy noche. 329 sigue despierto porque recibió la noticia aquella tarde. Su comunicador de muñeca sonó para avisarle de un nuevo mensaje; lo ignoró pensando que era correo basura, pero entonces el comunicador volvió a sonar con un ding ding ding sin descanso. 329 bajó la mirada. Un mensaje se abrió: «No es necesario que vaya a trabajar esta noche. Por favor, duerma temprano. ¡Le veré a media noche! >3<»

Unos segundos después, el mensaje desapareció. Y unos segundos más, se abrió un nuevo mensaje. «¡Ha visto bien! Por favor, descanse». Como antes, fue eliminado automáticamente.

Así que 329 estuvo bastante seguro de quién se trataba, y mucho más de que no trabajaría esta noche. Cenó temprano, se bañó y se fue a acostar en preparación de la audiencia real.

Naturalmente, Yasha no parece muy distinta a antes; incluso un adolescente a mitad de la pubertad no cambia mucho en tan solo un mes.

—¿Puedo? —pregunta ella al bajar de la motocicleta. Al recibir su asentimiento, coloca los guantes en las manos de 329 y le rodea el cuello con una bufanda—. Hoy va a hacer frío. Vamos a subir muy alto. Bastante alto —se ríe.

Ambos montan en la motocicleta.

A esta hora, las calles están casi desiertas. Incluso si se abren paso, no tienen que preocuparse por atropellar a alguien. Ella parece haber modificado de nuevo la motocicleta; los movimientos son aún más potentes. El motor ruge como un trueno, lo suficientemente alto para despertar a las personas en un radio de diez kilómetros. A la alfa no le importa, parece perfectamente despreocupada.

Quizás ella no eligió salir en la noche con el propósito de ser sigilosa. Quizás tiene otros métodos. La vez pasada, arrancando por la calle, nadie les echó un segundo vistazo. 329 cree que probablemente tiene algún tipo de dispositivo óptico instalado en la motocicleta capaz de volver invisibles al vehículo y a sus tripulantes. Con ese tipo de tecnología tampoco sería difícil esconder el sonido. 329 sospecha que la motocicleta no necesita ser así de ruidosa; Yasha la habrá configurado de esta forma por un simple cariño nostálgico.

Eso no quiere decir que a él no le guste.

A él le gusta la inmensa velocidad, le gusta la sensación de falta de gravedad cuando dan vuelta a una esquina, y le gusta también el estruendo del motor. A algunas personas les gusta el sonido de la lluvia. A algunas personas les gusta el sonido del viento. A 329 le gusta el sonido de un motor, posiblemente porque alguna vez trabajó en un taller mecánico. Los aviones civiles siempre van acompañados de un turturtur apagado, como algún tipo de señal especial, o el llamado de una bocina. No recuerda cómo es que se convirtió en cazador, pero sí recuerda cómo es que en su infancia su padre le subió a un avión.

Sentado en las rodillas de su padre, tocando el panel indicador y el control vibrándole en la palma de la mano. Ese voluminoso y viejo volante era como la bestia de carga de su hogar, cargando su peso de forma silenciosa y confiable. En aquella época, sentado sobre su padre, estiró el cuello para mirar por la ventana pensando que algún día crecería lo suficientemente alto para cómodamente mirar hacia el exterior sin que nadie le sostuviese. Algún día volaría.

— ¡Por favor, sujétese más fuerte! —dice Yasha sentada al frente.

La motocicleta acelera una vez más, tan rápido que todo se vuelve borroso. Es la gran avenida frente al Ayuntamiento; incluso a tan altas horas de la noche no hay escasez de vehículos. La motocicleta que levita a toda velocidad se mueve entre los vehículos, más y más rápido, más y más rápido, directamente hacia el edificio del Ayuntamiento. Frente a ellos no hay espacio, el congestionamiento está a ambos lados, pero Yasha no baja la velocidad, solo pisa con fuerza el acelerador. 329 se aferra con fuerza a ella, las palmas le sudan.

Una pared se precipita hacia ellos.

Y entonces, de pronto suben.

Arriba, abajo, izquierda, derecha, giran bruscamente, la pared se convierte en el piso, la noche enfrente. La motocicleta flotante se precipita a un lado del Ayuntamiento, el frente se eleva, los propulsores se despliegan de las luces traseras. El vehículo, la pared, y sus cráneos permanecen ilesos. Suben por el alto edificio, dejando atrás de ellos al piso.

Ninguno de los dos se cae de la motocicleta, la cual tiene algún tipo de sistema para mantenerlos asegurados en sus asientos. Las anteriores palabras de Yasha eran más bien una forma de recuperar su atención que una advertencia. El corazón de 329 late locamente en su pecho. Mira detrás de él; el piso está cada vez más y más lejos, el torrente de vehículos y los viajeros nocturnos se convierten en un hormiguero. El sonido de las personas y los coches se desvanece; las luces neón y las farolas se disuelven en cinta brillantes. Conforme más se aleja, menos real parece todo; como si no tuviera nada que ver con él, como si nada de eso importara.

El Ayuntamiento es el edificio público más alto dentro del Área protegida. Siguen subiendo, más y más alto. Pronto, la cima está ante ellos; su vehículo se precipita hacia él como si se acercara a un hueco en un puente. Yasha silba.

—¡Vamos! —exclama.

El vehículo sale disparado sobre el puente roto.

Los propulsores están en silencio, el motor retumba: así es como la motocicleta replica-antigüedad se lanza hacia la cima. El vehículo sale del camino y la parte frontal del mismo se tambalea ero no se estrella contra el techo del edificio. Aparecen un par de alas.

Sí, un par de alas. No las alas de un rígido avión, sino unas como de ave; aletean, están las malditas alas cubiertas con plumas de metal. El vehículo avanza en el aire, desciende en picado y en el punto más bajo del arco, agita las alas y despega el vuelo. ¿Cómo describirías este medio de transporte? Es la réplica de una antigüedad, es la creación de la tecnología avanzada, es un pegaso de acero sacado de la fantasía de un infante. La conductora que lo transformó suelta la risa estruendosa de un niño en una montaña rusa, salvaje y jubilosa.

329 también quiere gritar; la voz de Yasha resuena con su garganta. Es como si él quisiera gritar pero cuando abre la boca, no sale sonido alguno. Él ya está acostumbrado a permanecer en silencio para mantenerse a salvo o a fingir sonidos para que le dejen solo. El sonido que realmente le pertenece se encuentra atrapado en su cuerpo, incapaz de escapar.

Pero, ¿y eso qué importa? Están volando.

El pegaso de acero les lleva a través de la oscuridad de la noche, toda el área protegida se encuentra bajo sus pies. Avanzan y giran en tonel, se lanzan a la carga y dan vuelta, caen en picado y entonces suben. La pequeña alfa presume su técnica, es una actuación deslumbrante que solo ellos dos pueden ver en mitad de su ejecución. Los cambios en aceleración deberían hacer que la cabeza le diese vueltas pero 329 lo toma con calma. Es como si su cuerpo recordara, incluso cuando él no.

—Soy buena volando, ¿no? —pregunta Yasha.

Han volad por largo tiempo, cruzando el cielo nocturno. Al final, el vehículo reduce la velocidad y lentamente se desplaza hacia arriba; la montaña rusa se ha convertido en una noria.

—Eres muy buena —dice 329 cuando Yasha le llama emocionada.

—He practicado durante años —dice Yasha emocionada—. No me dejan tocar un avión tripulado de forma real, así que he construido uno yo misma.

—¿Esta es la primera vez que ha volado en forma real? ¿Eso no es un poco…—duda 329 y entonces continúa con delicadeza— no muy seguro?

La chica resopla frente a él. 329 no necesita ver su rostro para adivinar la expresión desdeñosa que muestra.

—Los simuladores pueden replicar prácticamente todo con una verosimilitud mayor al 99.7%. He volado decenas de miles de veces en un entorno de simulación. Incluso he muerto cientos de veces. Dicen que “sobrevivir una campaña te convierte en un soldado experimentado”. Bueno, ¡he sobrevivido y he sido asesinada en tantas batallas que prácticamente soy un general experimentado!

329 había oído hablar sobre los simuladores pero jamás imaginó hasta qué punto los ricos y poderosos podían imitar la realidad en sus entornos de simulación. Por el tono de Yasha, ella parece haber experimentado la completa realidad virtual, sin obstrucción sensorial.

Es sorprendente. 329 no sabe por qué ella haría algo así. Morir bajo una sensibilidad al dolor del cien por ciento no puede ser algo placentero. Indudablemente, Yasha vive en el lujo, consentida y mimada. Es difícil imaginar por qué habría de elegir tomar ese camino.

—Me gusta —dice Yasha como si adivinara su sorpresa—. Es divertido, pero desafortunadamente no muchas personas a mi alrededor están interesada. Mira al ejército rebelde; aman volar, desde los rangos comunes hasta los comandantes, desde los contrabandistas hasta los combatientes.

Eso es porque cualquiera que no lo haga no tiene forma de escapar de la circunvalación y la aniquilación, piensa 329 para sí. Siente una resignación familiar. Es como cuando los ricos creen que los pobres escarban en la basura por diversión y entretenimiento.

—A decir verdad, ni siquiera me dejan intentar la simulación de vuelo sin censura —dice Yasha con un hump—. No es como si las lesiones dentro del ambiente simulado existieran realmente.

—Pero aún así duele —dice 329.

—Duele un poco y entonces desaparece cuando abandonas la simulación. Es como un juego. Si puedes ganar experiencia sin la condena de muerte, ¿no es fantástico? Si realmente no puedes soportarlo, puedes eliminar ese segmento de la memoria —dice Yasha. Si tu cuerpo no cambia y no recuerdas nada, eliminas el registro de la simulación, y nadie más lo sabe, ¿es diferente a que nunca existió tal cosa?

Instintivamente, 329 siente que eso está mal pero no sabe como refutarla.

Tiene una ligera sensación de malestar. Con frecuencia, Yasha le inquieta, incluso le asusta. Hay un enorme precipicio entre sus perspectivas, como si mirasen dos mundos distintos. Esta alfa no es malvada. Ella incluso puede ser llamada cálida y afectuosa, dulce y adorable, a la moda y elegante. Pero de vez en cuando revela algo extraño. Es como ver escamas y garras asomando bajo la piel humana.

Ella parece ser una persona buena e impecable, donde lo “bueno” se mide bajo su estándar. 320 ni siquiera puede comenzar a adivinar sus estándares. Ella es capaz de romperle las piernas a un hombre para devolverle a 329 sus zapatos, entregándolos con una pequeña tarjeta metida entre los cordones, y cuya tarjeta muestra un corazoncito rosa.

O tal vez él simplemente está asustado de su poder. Quizás solo tiene miedo de la tecnología y autoridad que fácilmente puede ser manipulada por un humano.

El cielo se desvanece en el horizonte, la noche se vuelve traslucida. La visibilidad mejora a su alrededor; él puede ver las nubes artificiales y los drones patrulla. La ciudad principal es una zona donde se prohíbe volar; los drones patrulla y la luna de vigilancia derriba cualquier objeto aéreo no oficial, incluyendo aves y globos. Sin embargo, ahora mismo ellos siguen en el aire. Los drones patrulla pasan volando a cierta distancia, sin prestarles atención.

El vehículo lentamente se eleva, alcanzando por fin el punto más alto del área protegida. Un poco más arriba y chocarán con el escudo. Fuera del escudo se encuentra el cielo real, lleno de radiación y partículas. La luna de vigilancia cuelga en la bóveda celeste hecha por el hombre; en este momento el cíclope que escupe rayos láser se encuentra en silencio, su único ojo está fuertemente cerrado, como un pedazo inerte de basura espacial. Conforme pasan volando, Yasha extiende una mano para darle un golpe seco al casco exterior de acero. 329 tiene también unas ganas intensas de darle una patada. Resiste la urgencia.

—Este es el mejor lugar —dice Yasha—. Dentro de poco podremos ver el amanecer.

—Creo que el informe meteorológico dijo que llovería —dice 329.

El clima en el área protegida se encuentra completamente bajo el control humano. Los informes del tiempo son verdaderos informes y cualquier clima que indiquen es como será. A lo mucho, los ajustes se hacen una o dos veces al año.

—No, hoy estará despejado —responde Yasha con simplicidad. Y entonces continúa exuberante —. El amanecer es lo más extraordinario visto desde el cielo, especialmente cuando hay esas enormes capaz de nubes. La luz del sol hace que las nubes brillen en distintas capaz de rojo, con todos los colores ondulando, como un mar de lava. Es impresionante.

Algunas imágenes dispersas pasan por la mete de 329. Siente que antes vio el amanecer desde el cielo. Aquello bajo el cielo, tan claro como un lago. Capas de nubes a modo de escamas de pescado galvanizadas en escarlata, ardiendo a lo largo del cielo como un incendio forestal. El radiante fulgor del sol naciente. A pesar de que el verdadero sol ha estado enterrado detrás de las densas partículas por siglos, la imitación hecha por el hombre sigue atrapando la imaginación.

Vagamente, él recuerda el estruendo de un avión, recuerda las partículas grisáceas a su alrededor. Así es. En ese entonces no estaba dentro del escudo. Estaba en el exterior. ¿Aún no se había prohibido volar fuera del escudo? ¿O es que es ese el crimen que cometió? No lo recuerda. Pero si realmente fue condenado por mirar el sol, 329 no se siente particularmente arrepentido. Ese cielo prohibido le hipnotiza.

El sol artificial aparece.

—Es hermoso —dice 329 en voz baja.

—¿Verdad? — dice Yasha con orgullo—. Intervine esos estúpidos drones para que no nos molestaran. Es una lástima que sean tan deprimentes a la vista, incluso si solo están quietos alrededor. Son tan fastidiosamente idénticos. Las aeronaves civiles son mucho más interesantes. Se ven mucho mejor cuando vuelan.

—Desde la Tercera prohibición del espacio aéreo no está permitido que las aeronaves civiles vuelen dentro del área protegida —dice 329—. La prohibición se promulgo hace más de medio siglo.

—Pero siempre ha habido infractores de la ley —se ríe Yasha—. El ejército rebelde lo voló algunas veces. Durante el Incidente de semana santa, sus aviones llenaron la mitad del cielo. Eran magníficos, aviones ondeando entre rayos láser y municiones. Águila #27 atravesó tres capaz de circunvalación, derribó diecinueve aviones en una sola batalla, recibió seis impactos y aún así logró arremeter contra la estatua del Cónsul, al tiempo que cambió de aviones y escapó. ¡Era increíble!

Ella habla sobre el mejor piloto del ejército revolucionario, siguiendo de la organización y entrenamiento del ejército revolucionario; su rostro está encendido, su tono lleno de admiración. Cuando termina, 329 no está seguro de cómo continuar la conversación.

—¿Así que quieres abrir el cielo? —se ve obligado a preguntar.

—¿No está más interesado en saber lo que realmente pienso sobre el ejército rebelde? —dice Yasha, su perspicacia es aguda—. Porque los elogio, pero les llamo ejército rebelde y no ejército revolucionario.

Solo cuando ella lo plantea abiertamente es que 329 se da cuenta que es lo que él quiso decir, tan solo un poco. Pero ¿cuál es el punto de preguntarlo? Él no dice nada. Yasha se da la vuelta y prosigue por su cuenta.

—No hablemos sobre eso. Es un tema aburrido —dice Yasha—. Pero esas tácticas aéreas fueron hermosas y aquellos pilotos eran hermosos, lanzándose contra el Batallón de acero como polillas a la flama. ¿No fue hermoso la forma en que se veían, cayendo en picada y estrellándose en medio del destello de los rayos láser? Podemos comunicar nuestras percepciones en cuanto a estética sin la necesidad de persuadirnos el uno al otro. Pero la política no es así.

La motocicleta flota a mitad del aire. Yasha cambia de posición sentándose de lado para sujetar mejor el brazo de 329. Esta adorable y atroz chica encuentra una posición cómoda recargada contra él, sin importarle el silencio. Suspira con satisfacción.

—Es tan maravilloso —dice—. Es como un sueño.

¿Qué quieres de mi?, se pregunta 329. No puede entenderlo y tampoco se atreve a preguntar.

Para él, esto realmente es como un sueño. No es una pesadilla ni un dulce sueño. Es simplemente un sueño extraño, eso es todo.

*

Traducción al español: Siboney69
Traducción al inglés: Selstarry

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Comentario personal:¡Otro capítulo y vamos a mitad del camino! No puedo creer que me llevó tanto tiempo llegar hasta aquí… pero espero que estén disfrutando de la historia.

Por cierto, hay algo curioso de lo que me he dado cuenta.
La tabla de contenido y el primer capítulo de la novela del “Venerable” está siendo más visitada recientemente. Se supone que aquel sería mi proyecto prioritario y este para los momentos de “descanso”, pero vean… ¡ni lo uno ni lo otro! Y es que esta novela desgasta neuronas -_-u (o emociones, como lo vean).

En cuanto al capítulo. Hay una imagen que encontré perfecta para este capítulo (creo que es oficial del libro impreso), pero tiene una parte un poco spoiler-ish… así que mejor la incluiré en algún capítulo más adelante. Ya se darán cuenta.

Hoy no tengo lecturas o recomendaciones para dar y como es noche, terminaré el comentario aquí.

Gracias por sus lecturas, visitas y/o comentarios.

Esperemos los siguientes capítulos salgan pronto que ya quiero trabajar en la otra novela (jajaja). ¡Hasta la próxima!

1 comentario:

  1. Yo me estaba preguntando lo mismo. ¿Es la tal Yasha una alienada o no? Ahora se ha vuelto "la tal" porque todo parece indicar que sí lo es, en efecto hay una diferencia entre revolucionario y rebelde. Me cae bien esta escritora/escritor. Muchas gracias por los nuevos capítulos, me gusta me gusta esta historia <3

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